Los 317 cuadros conocidos, 285 grabados y más de 100 dibujos forman ‘Rembrandt Completo, Tamaño Natural’

04-07-09     Reforma.com

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Amsterdam,  Holanda (3 julio 2009).- La obra entera de Rembrandt será exhibida a partir de este 5 de julio en Amsterdam gracias a reproducciones digitales de tamaño natural, en una muestra que procura recrear los originales, incluidos pedazos y detalles que han desaparecido con el tiempo.

Ernst van de Wetering, supervisor del proyecto, consideró que en algunos sentidos, las imágenes de los 317 cuadros conocidos, 285 grabados y más de 100 dibujos, son más auténticas que las mismos obras.

Explotando las posibilidades que ofrecen las computadoras, se reincorporaron pedazos de lienzos que fueron cortados hace siglos. Se le devolvió a los colores la vitalidad que tenían cuando los pintó el maestro. Y se pueden apreciar detalles que habían sido tapados por el desgaste de los pigmentos debido al paso del tiempo.

La muestra Rembrandt Completo, Tamaño Natural será inaugurada en el edificio que albergó en el pasado la Bolsa de Valores de Amsterdam y permanecerá abierta hasta el 7 de septiembre.

Organizada cronológicamente, la muestra reúne obras de más de 100 museos y colecciones de todo el mundo y ofrece al visitante «una visión de la mente de Rembrandt», según Van de Wetering.

Analiza la evolución del artista a lo largo de 45 años, poniendo énfasis en los momentos de inspiración que le permitieron escalar a niveles desconocidos.

En la muestra se exhibe una copia del cuadro La Ronda Nocturna, pintado en 1642 y en el cual aparece una milicia de Amsterdam con sus coloridos atuendos, que cuelga en las paredes del Rijksmuseum junto a una recreación del original.

La muestra revivió un debate en torno al valor de las copias, comparadas con los originales. El debate surgió inicialmente hace tres años, durante una exhibición de 290 fotos, varias de ellas de baja calidad, en ocasión de los 400 años del nacimiento del artista.

Van de Wetering afirma que las reproducciones tienen la ventaja de que eliminan el asombro que generan los originales y que impiden evaluar la obra objetivamente.

Axel Ruger, director del Museo de Van Gogh de Amsterdam, se quejó en el 2006 de que los organizadores de esas muestras parecen no hacer una distinción cualitativa entre una reproducción y un original.

«Las reproducciones no pueden transmitir la hermosa calidad tridimensional de las obras de Rembrandt», afirmó Ruger, quien se abstuvo de comentar la nueva muestra.

Van de Wetering incluyó ese comentario en un epílogo del libro sobre la exhibición.

Y destacó que Rembrandt hizo copias de sus obras, y sus estudiantes también, porque quería que fuesen apreciadas por una audiencia más grande.

«Rembrandt se hubiese sentido feliz de saber lo que estamos haciendo», afirmó.

«Las copias que hizo él de su trabajo son con frecuencia peores que las nuestras».

Sorpresas digitales

No todos están muy convencidos de que los pósters sean una expresión artística. Pero Van de Wetering, quien ha examinado muchas de las obras del siglo 17 con rayos X y microscopios, dice que descubrió detalles que jamás había detectado.

«Recibí varias sorpresas», expresó, mientras observaba pliegues de telas pintadas en una pantalla de computadora, que resaltaba rincones oscuros.

Van de Wetering dirige el Proyecto de Investigación de Rembrandt, iniciado en 1968 para determinar cuáles obras atribuidas al pintor son auténticas y cuáles no.

Entre los primeros resultados destaca que más de 600 cuadros que en algún momento fueron atribuidos al artista habían sido pintados por sus estudiantes, eran copias o falsificaciones. También se autentificó trabajos de Rembrandt que no se conocían.

A lo largo de 40 años Van de Wetering aprendió a descomponer los cuadros de Rembrandt y analizar las pinturas que usó, el grano de la madera que empleó en sus paneles y la cantidad de hilos de sus lienzos.

Esos conocimientos y las copias de estudiantes de Rembrandt le permiten reconstruir trabajos como La Ronda Nocturna, probablemente la obra más famosa del artista, que ha sufrido grandes alteraciones, al punto de que van de Wetering considera el cuadro actual «una ruina», comparado con el original.

«Está destrozado», se lamentó en una entrevista.

Al cuadro que sobrevive hoy le faltan varias partes de los extremos y dos figuras que aparecían en la izquierda. Esto hizo que los dos personajes principales queden en el centro, lo que anula la impresión de imagen en movimiento que quería transmitir Rembrandt.

Van de Wetering reconstruyó el original usando una pequeña copia pintada por otro artista de Amsterdam, Gerrit Lundens, siete años después de que Rembrandt completó el trabajo. La copia no solo incluye los pedazos que han desaparecido, sino que conserva colores más brillantes porque fue pintada sobre un panel.

Van de Wetering trabajó con un especialista en computadoras, Aehryan Hesseling, para alterar la alta resolución de las fotografías. Las imágenes fueron impresas y montadas por la compañía Van Straaten, especializada en carteles y publicidades en gran escala.
http://www.reforma.com/cultura/articulo/506/1011776/
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http://museosvirtuales.azc.uam.mx/e_online/antecedentes/

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Democratiza Rembrandt Arte

Las piezas de la muestra son digitales y muestran con detalle la obra de Rembrandt

Amsterdam,  Holanda (6 julio 2009).- Por vez primera, no son sus propios retratos ni cuadros memorables como la La mujer bañándose o La ronda de noche las piezas centrales de una exhibición sobre el más grande de los maestros de la pintura holandesa, Rembrandt, sino su obra completa.

«Estamos frente a una exhibición espectacular en la que se ha podido conservar la calidad de las obras gracias a una refinada técnica de impresión digital», dice a REFORMA Ernst van de Wetering, director del Proyecto de Investigación Rembrandt y uno de los mayores estudiosos del autor.

La exposición «Rembrandt completo, tamaño natural», abierta hasta el 7 de septiembre, está compuesta por reproducciones digitales de 317 pinturas, 285 grabados y 129 bosquejos y dibujos.

«Vemos cómo se fue transformando de un joven fresco a un hombre viejo de gran sabiduría, y es algo que nunca hubiera sido posible apreciar si no fuera a través de esta exhibición».

El autor de Rembrandt: Una vida en 180 pinturas, afirma que para apreciar la obra entera del artista, sería necesario viajar a unos 100 países, desde Australia hasta Sudamérica.

Otro elemento innovador de la exposición es la reconstrucción digital de obras que en su versión original están mutiladas o seriamente deterioradas por daños acumulados a través de los siglos.

Por ejemplo, el lienzo original conocido como La Ronda de la Noche, uno de los más célebres de Rembrandt, estaba tan deteriorada que su composición fue distorsionada pese a los esfuerzos de reconstrucción.

«Sabíamos cómo era la obra original porque había reproducciones de la época, así que pudimos reconstruirla para presentarla tal y como Rembrandt la pintó», dice Van de Wetering.

«En el futuro veremos más y más copias, no sólo por los costos y dificultades que implica mover originales, sino por que la tecnología nos permite reconstruirlas y llevarlas por el mundo. Estamos ante la democratización del arte».

Al ser cuestionado si a Rembrandt le gustaría una exhibición en su nombre con reproducciones, Van de Wetering respondió que estaría deleitado.

«Él se esforzó por que otros reprodujeran su trabajo, convenido de que era la mejor manera de trasmitir sus ideas a otros artistas y amantes de arte. Además, no podemos negar que Rembrandt también trató de emular el trabajo de otros maestros», asegura.

Inder Bugarin / Corresponsal

http://www.reforma.com/cultura/articulo/507/1012455/

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Exploran en un libro los alcances de la infografía

EL UNIVERSAL.com.mx
Cultura

La infografía ofrece la posibilidad de democratizar la educación, dice Roberto Real de León; este jueves presentará su escrito «Infografía, Hermeneusis y Poética

Patricia Velázquez Yebra
El Universal
Miércoles 03 de octubre de 2001

«No podemos pensar la comunicación y la información hoy en día sin la
infografía», subrayó Roberto Real de León, quien comentó que ésta es resultado de la fusión de medios como el video, la escultura esquemática, la fotografía y el dibujo autológico.

Autor del libro Infografía, Hermeneusis y Poética , Real de León señaló que la intencionalidad de este recurso o herramienta no es producir mercancías, como sería el caso de la gráfica, sino enriquecer el conocimiento.

«La infografía está en todos lados, en la televisión, en los medios impresos, en diversos espacios; es un género distinto a los que se manejan en los circuitos culturales tradicionales, sobre todo si se piensa en la ciudad como espacio de cultura e información».

Comentó que en su libro desarrolla un estudio de los orígenes de las formas infográficas, de los contrastes de luz y sombra, de la dualidad claroscuro y de todos los elementos que intervienen en el proceso de construcción de imágenes.

Para el autor, uno de los valores de la infografía es que ofrece la posibilidad de democratizar la educación, no solamente la formal de las escuelas, sino que la gente tenga acceso a los bienes del conocimiento universal.

«La imagen genera imaginación, y la infografía evoca, sugiere, sublima la realidad misma».

Cofundador de la división de Ciencias y Artes para el Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Azcapotzalco, Roberto Real de León indicó que todos los medios se van actualizando, sufren distintas transformaciones en el tiempo, y como resultado de esta constante evolución, surge la infografía.

Apuntó que mucha gente está trabajando la infografía de manera errónea, como si fuese otra forma de grabado o de gráfica, para producir imágenes que puedan ser comercializadas, pero la intencionalidad de la infografía debe ser la de comunicar o divulgar.

Diseñador, comunicador visual y cualificador de espacios, Real de León manifestó que la mente humana está facultada para captar la belleza cotidiana y que permitan que nuestros sentidos se expandan.
Con obra expuesta en museos y galerías de México, Estados Unidos, Alemania, Italia, Brasil, Argentina, Francia, Polonia, Suecia, Finlandia, Inglaterra, Cuba, Puerto Rico, Ecuador, Venezuela, Bulgaria y Japón, el investigador expresó que en México, desde principios de siglo, ya los muralistas sabían del poder de la
imagen como una posibilidad de educar y generar estados anímicos para tener un país mejor.

El libro incluye algunos poemas también autoría de Roberto Real, el cual será presentado este jueves en el Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico), a las 19:30 horas, con los comentarios de Juan Manuel López Rodríguez, Patricia Mendoza Ramírez, Ana María Monterrubio Aguilar, José Silvestre Revueltas Valle, Celso Valdez Vargas y Julia Vargas Rubio.

Julia Vargas Rubio señala que en las infografías de Roberto Real de León existe la luminosidad, la lucidez de su percepción, total e integradora, que abstrae sus temas de las utopías y de las realidades. «Sus infografías nacen de su ciencia y surgen de la cinestesia coreográfica de su visión de alquimista…; su
poética edifica, a base de contrastes y combinatorias, íconos inéditos que concentran la esencia del espíritu de nuestra humanidad.»

En el prólogo del volumen, Celso Valdez, jefe del Departamento de Investigación y Conocimiento de la UAM, establece que el autor explora en múltiples direcciones las dimensiones del diseño, a fin de recuperar una forma de ver que nos habilita para hacer una lectura de la realidad en su complejidad de pensamiento, vivencia y construcción, hablando al mismo tiempo a nuestro intelecto y a nuestros sentidos.

http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=17015&tabla=cultura

 

Hacia una Estética de la Cibercultura

arte digital

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En el corazón de esta videocultura siempre hay una pantalla, pero no hay forzosamente una mirada.
Jean Baudrillard.

I. LA TECNOCULTURA: NUEVAS SENSIBILIDADES ARTISTICAS

La revolución micro-electrónica se ha globalizado tanto que está generando en los distintos ámbitos, sobre todo en las producciones estéticas, una CIBERCULTURA. Viajeros y paseantes por ella, los hombres finiseculares la vemos cada día crecer y generarse en nuestras ciudades. Nos dirigimos hacia una sociedad construida, controlada por la mediatización: una Telépolis trasnacional. Así, el Internet y las grandes superautopistas de la información, la multimedia, están cambiando nuestras percepciones espacio-temporales, la sensibilidad y la visión que hasta ahora teníamos de la ciudad, transformando nuestra noción de relación personal, lanzándonos a una imagen de interlocutores virtuales, simulados. Cibernautas, internautas, los artistas trabajan hoy con procesamientos diferentes a los de hace veinte años. La era post-industrial afecta y afectará cada vez más aquella noción de trabajo estético que todavía en la industrialización existía. ¿Cuáles deben ser, entonces, las propuestas para encontrar, en medio de esta masiva afluencia de modernización tecno-científica, la gratificante presencia de ilusión, ensoñación, de magia, maravilla en los imaginarios simbólicos de la obra artística?

Se impone de manera total una propuesta de efecto resemantizador de los universos estéticos. Recontextualizar, redefinir, reutilizar y deconstruir sus estructuras es el reto a que nos enfrentamos. Bricollage e hibridación semántica deben operar para comprender en medio de estas presencias supremas, la constitución de las nuevas sensibilidades artísticas.

Ya en distintos campos del arte (las artes plásticas y el teatro y el cine, por ejemplo) desde hace algunos años se han llevado a cabo estas operaciones. Grupos de artistas tratan de reutilizar fragmentos culturales y las microexpresiones que ha dejado ese desmoronamiento de los macrorelatos de la modernidad (la idea de racionalidad teleológica, las ideas de progreso, futuro, desarrollo, la idea de emancipación, de vanguardia, las ideas de pertenencia y participación, de Estado Nacional, la ideas de democracia liberal, etc.) y han propuesto una redefinición crítica para romper con el logocentrismo Occidental estético. El gran auge de los fragmentos micros está produciendo la ruptura con la legitimación autoritaria de los géneros. Se impone ahora la multiplicidad de collages estéticos. En las artes plásticas se observan performances, instalaciones que combinan, sin ningún trauma moral, sin «delito», materiales tradicionales, incluso orgánicos, con aquellos provenientes de la telemática y la cibercultura; se desea de esta manera un arte de multimedia, que conserve lo que la tardo modernidad produce junto a los remanentes de la cultura no moderna.

Las hiperrealidades de las redes y sus hiperespacios están generando una nueva sensibilidad apenas vislumbrada por nosotros, y no sabemos aún cuáles serán sus dimensiones. Se hará necesario construir nuevas brújulas y nuevas cartografías para caminar por los espacios globales que nos esperan. Tendremos que estar preparados para asumir de forma más vital y profunda las nuevas categorías que el arte está presentando y presentará en las próximas décadas. Las nociones de heterogeneidad, discontinuidad, de fragmentación, simultaneidad, diferenciación, simulación, de pastiche, bricollage y de lo aleatorio, se irán acentuando cada día más entre las producciones estéticas, ante lo cual debemos poseer una actitud despierta para observar tanto sus debilidades como sus grandezas.

Arte de la tercera etapa del capitalismo o de la Era transnacional, con sus máquinas electrónicas, elaboradas para la representación y reproducción de imágenes más que para su producción (etapa que pasa del motor a propulsión al motor cinemático); máquinas simuladoras de poder global a través de la virtualidad, con nuevas formas de aprehender el contexto social desde una perspectiva video-cultural.

Estamos ante un cambio tecno-cultural que modifica » las nociones de ‘arte’, de ‘ciencia’, de ‘técnica’, de ‘hombre’, de ‘espacio’, de ‘tiempo’, de ‘materia’, de ‘cuerpo’, de ‘realidad’, etc… abriéndolas a significaciones profundamente renovadas». (A. Renauld, 1996,17). Nuevas imágenes-pixel; nuevos imaginarios pantallizados que generan una visualidad cultural distinta a la tradicional y que modifican lo axiológico, lo epistemológico y lo estético.» No hay duda de que las nuevas imágenes expresan al mismo tiempo estas dos dimensiones de existencia: tecnificación, industrialización de lo imaginario por una parte pero también, al mismo tiempo, imaginario tecno-cultural activo, creativo, capaz de hablar culturalmente ( y no sólo manipular técnicamente) las técnicas y los procedimientos del momento, de abrir nuevos espacios/tiempos para una nueva era de lo sensible…» (25).

Viajeros por redes y audiovisuales, cambiamos el vehículo tradicional del siglo XX (el automóvil) por el vehículo ciber audiovisual, donde, según Paul Virilio » todo llega sin que sea necesario partir. A la llegada limitada de vehículos dinámicos, móviles, después automóviles, sucede bruscamente la llegada generalizada de las imágenes y de los sonidos en los vehículos estáticos del audiovisual» (1996,41). Así, este «vehículo estático», el audiovisual, es un «sustituto de nuestros desplazamientos físicos y prolongación de la inercia domiciliaria que verá, al final, el tiempo del sedentarismo, esta vez de un sedentarismo definitivo»(39). Y es a partir de él que poseemos una tele-globalidad donde la visión se amplía a costa de reducir nuestro movimiento físico, llevándonos a una inercia domiciliaria, logrando eso sí tener la sensación de vivir en todas partes y en ninguna, con una panorámica virtual a través del escaparate electrónico que nos asegura un simulacro de viajeros internacionales por museos, paisajes, arquitecturas de países que visitamos como ciber-turistas, ciber-viajeros. El tiempo extensivo de nuestros abuelos se ha ido transformando en un tiempo intensivo instantáneo gracias al nuevo vehículo ciber audiovisual. Triunfo de la velocidad sobre el tiempo. Se impone, de esta manera, la distancia-velocidad sobre la tradicional distancia-tiempo (41) captada en el escaparate catódico, motor cinemático, desde una silla, una cama o un sofá donde somos soñados sin soñar y circulamos sin circular.(cf. Virilio,45).

II. ARTE DIGITAL: EL CIBERARTE

Nuevos paradigmas están dando razón a la secularización y a la pérdida del aura en el arte tradicional modernos. Si es cierto que la perspectiva renacentista nos brindó una analítica del espacio; la fotografía decimonónica una familiarización con lo hiperreal, y el cine una analítica del movimiento, lo digital y lo computacional nos brindan una analítica de las relaciones abstractas virtuales. (Piscitelli, 127).Esto genera un desafío para emplear nuevas técnicas artísticas. Los ciberartes, por ejemplo, abren nuevas «ventanas utópicas» donde se pueden realizar collages electrónicos que pulverizan de una vez por todas a los géneros artísticos tradicionales. Mezclas de sonidos, textos, imágenes elaborando una cibermirada, visiones digitales. Herramientas tecno-artísticas tales como los lápices gráficos, los scanner, sintetizadores, impresoras láser a color, libros electrónicos con hipertextos, archivos, cursores, programación de menús, bases de datos, etc., cambian el proceso artístico y de alfabetización. Entramos, de este modo, a la escritura computacional donde la velocidad del programa y de la impresora supera a la pluma y a la máquina de escribir, borra la firma, la subjetividad creadora, se pasa de la palabra escrita con sangre a la letra electrónica. Con una amalgama tan grande de posibilidades, lo computacional va haciendo desaparecer el concepto moderno del Yo Creador individual, transformando también la relación espectador-arte, pues éste puede a la vez crear la obra, programarla, desfigurarla a su antojo. Con ello desaparece la era de la interpretación y se entra a la era de la programación, subordinando el lenguaje al cálculo, a los modelos numéricos proteiformes (80).

Pareciera que los conceptos modernos tales como sublimidad,, angustia, aislamiento, autenticidad, no pertenecieran al arte Ciber y que una superficie de ideas frágiles cobijaran la profundidad de reflexiones generadas por el espíritu crítico. Es como si se entrara a la «muerte del sujeto», a la glorificación sin gloria de un individualismo hueco, banal. Fin del estilo llamado personal, de la «pincelada individual distintiva» (Jameson, 1995, 39). Democratización de un simulacro: todos podemos desde ahora ser creadores. De allí que, en este final del siglo XX, surja la constante búsqueda del reencauche o la llamada «moda retro» que genera una rapiña sin consideración de todas las producciones del pasado, convirtiendo al arte sólo en una alacena de recursos muertos, revivido con un singular estilo de collages e hibridaciones permanentes, modificando a la vez las nociones de historia y de memoria. El pasado es sólo un archivo, un armario de antigüedades que sirven sobre todo para crear «pastiches» estéticos, «objetos espectáculos» provocativos, excitantes y simulados.

En la elaboración de estos objetos estéticos frágiles, eclécticos, complacientes, sin proyecto utópico, hechos al azar, y con una crisis total de los conceptos de aventura y de experimentación proclamados por los artistas de la Vanguardia, se encuentra en el fondo una moda de la nostalgia y una pérdida de la subjetividad que impide experimentar la historia como un organismo vivo, activo, transformador. Lo posmoderno-ciber se «inspira» (para utilizar un término moderno romántico) en lo trans-utópico, en una «colección de fragmentos», concibiendo al arte como museo, con un fin conformista y conciliador.

Junto a la apertura del texto electrónico y del simulacro digital, se va perdiendo también la privacidad de la lectura. Se imponen entonces nuevas formas de escritura, de lectura y de sentidos. El archipiélago hipertextual organiza a un lector collage, sin fronteras, cuyas hibridaciones constituyen una amalgama de lecturas por saltos, y no secuenciales -paso a paso- como en la tradición lecto-escritural. Se entra a una sensibilidad de redes en línea (correos electrónicos, Internet). El zapping será el deber ser del lector electrónico. Se abre una gran posibilidad para escoger diversos caminos, rompiendo con la estructura cerrada del libro y » fomentando estilos inéditos de narrar y de referir». (Piscitelli, 145).

Arte más que de objetos artísticos de procesos multimedia ticos (palabra, sonido, expresión, movimiento, duración) sin un polo legitimador, unitario, de tal forma que nos lleva a la fragmentación de los regímenes estéticos tradicionales tanto clásicos (objetuales) como modernos (subjetivos) pues, el proceso predomina sobre el objeto y el sujeto, importando no los contenidos estéticos, sino el trabajo desarrollado sobre las imágenes.( cf. Mario Perniola,1996,104). Fragmentaciones que desaparecen de forma casi total las ideas de creador individual, generando la idea de autor colectivo integrado al programador. El artista puede ahora hacer uso de cualquier MEDIO para llevar a cabo su obra. Del oficio autónomo artístico, se pasa al de generador del Zapping. De tal manera que, hoy por hoy, la obra de arte, como bien lo ha escrito Marcelo Walter Bruno, «no puede esperar ser una obra acabada (cerrada) ni mucho menos pulida; ésta es siempre ‘infinita’, un análisis ‘exterminado’ en oposición a un ‘terminado’.(1996,164). No existirá original de la obra, ni copia. Cualquier imagen artística será programada, modificada, obtendrá su valor por el hecho de ser procesada y transformada cuantas veces se desee. Secularización tecnomediática y colectiva donde el aura de lo personal y lo original del arte, en la época de la reproductividad tecnológica, va desapareciendo paulatinamente. Arte global y globalización del arte, peligrosa o milagrosamente masivo, tejido y prisionero en la red de redes y sus sistemas.

Todas estas transformaciones paradigmáticas imponen a los estudiosos realizar una fenomenología de la experiencia electrónica, un estudio de los impactos que nos deja y nos dejará la tecno-estética y su tecno-imaginación. Sin embargo, ante semejante desafío, y ante la ya casi probable y sentida inundación de la cibercultura; frente a tanta basura informal y excremencias que nos lanzan los medios y la red de redes, debemos aguardar, con firmeza crítica, las nuevas sensibilidades manifestadas en una estética neobarroca ciber, donde el gusto literario por lo monstruoso, la fascinación de los laberintos y las entropías, el culto al héroe de la fuerza, la excitación por la alta fidelidad, son los platos a degustar todos los días. Como jockeys informáticos, sus consumidores navegan sobre el ciberespacio con una actitud del rebusque virtual; devoradores de imágenes visuales, mas no mentales; de lo residual, de lo desechable, de la banalización ligth, espectacular, lumínica, de la basuralización de la cultura.

Atravesados por esta racionalidad modernizadora, los latinoamericanos, como «mayoría silenciosa», consumimos las nuevas tecnologías sin propuestas pensantes. Vivimos el drama post-industrial, lo sufrimos. Sonámbulos, entramos digitando como operarios ciegos el nuevo siglo ciber; funcionarios analfabetos que aprendemos rápido sus procedimientos, pero sin haber participado en su elaboración.

III. UN NUEVO PARADIGMA DIGITAL: LA CIBER-ONTOLOGIA

Estamos ante una nueva gramática que reelabora otra racionalización y sensibilidad artística; una gramática digital que cambia lentamente el paradigma sobre lo real, «desaparece» lo real físico poniendo en su lugar lo real virtual, conllevando a la sistemática desacralización de la realidad concreta como única fuente de conocimiento. Cambio de gnoseología. Hacia la simulación total, donde la realidad virtual hace creíble su espacio, su movimiento y su tiempo. Inundados de prótesis tecnológicas, queremos adaptar el mundo a nuestro tamaño y ponerlo a nuestro alcance, violar las leyes del espacio y del tiempo, la tridimensionalidad que nos limita y habita. Igual a un laboratorio metafísico (Piscitelli, 1995,107), este paradigma digital deconstruye la realidad del ser y el estar: a través de él soy y estoy donde deseo estar, soy lo múltiple: múltiples identidades cuantas veces quiera ser, generando así una lógica del simulacro, una ciber-identidad, una ciber-ontología. Por lo pronto, la simulación es la escenografía de una ilusión, incluso de una suposición de orden y de poder cuyo slogan sería «tomad vuestros deseos por la realidad» (Baudrillard, 1993,51).Como prolongación metafísica del deseo se pretende con ella producir y controlar la realidad física, realizar hiperrealismos los más parecidos a lo que está allí viviendo cotidianamente.

Expuestos a esta nueva ontología de ordenadores y de las llamadas » tecnologías de la disolución», nuestra percepción del mundo se ha ido transformando lentamente: entramos a una crisis del realismo tradicional, a la pérdida del referente real, pues ya no se tiene, sobre todo en las producciones artísticas, una visión del objeto ( lo visual-objetual), sino del simulacro (lo visual-virtual).

¿Serán estos los precios que debemos pagar los habitantes de finales del siglo XX y los del próximo? ¿Hacer desaparecer tanta historia cotidiana detrás de una pantalla? Puesto que en la ciber-identidad las transacciones no se dan entre personas, sino entre simulacros, entonces «los objetos reales se desmaterializan convertidos en flujos de pixeles en pantallas de computadoras» (Piscitelli, 109). No sabremos ya qué es estar ni dónde es aquí. Así, no habrá interdependencia humana directa, y la soledad, la angustia de incomunicación con los demás serán causadas por las realidades virtuales.

Dentro de estas dimensiones ciberespaciales, podemos estar disolviendo los conceptos modernos de pertenencia y participación. Pertenencia a un sitio, a una ciudad, a una nación, vinculándonos a las redes virtuales mundiales que contribuyen a crear un simulacro geopolítico, una cibergeopolítica donde las fronteras se borran. El espacio electrónico se constituye también en un espacio virtual político, en un buen conductor de las normas, signos y sentidos que nos lanza la cibercultura. Los sujetos activos desaparecen imponiéndose en su lugar una objetividad simulada, masiva, devoradora de mensajes globales. No hay autonomía moderna en su naturaleza de masa, ni razón crítica autoconsciente, autogestionable. De este modo, sin resistencia crítica, la masa digital pasa a ser sólo público, no comprometido ni política ni históricamente de un modo consciente. Al espectador y programador ciberespacial, tal como ente masivo y masificado, se le ha despolitizado y situado en una situación transpolítica y, más aún, translingüística. Pasa -tal es la hipótesis de Baudrillard- de la resistencia al hiperconformismo. Espectacularidad, fascinación, éxtasis, manipulación son las órdenes que cumple a cabalidad. De la aventura moderna del siglo XX, la cual impuso una razón crítica que ayudó a la exploración, la experimentación y a la utopía de un arte lleno de sentido, parece que entráramos a la época del relax, dejando a un lado el estadio analítico moderno y penetrando a la fase sintética postmoderna, condición de pérdida en el laberinto epocal.

Mag. Carlos Fajardo
Pontificia Universidad Javeriana, Colombia

BIBLIOGRAFÍA
– BAUDRILLARD, Jean. Cultura y simulacro. Barcelona: Ed. Kairós, 1993.
– CALABRESE, Omar. La Era Neobarroca. Madrid: Cátedra, 1994.
– JAMESON, Fredric. El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. Barcelona: Paidós, 1995.
– PISCITELLI, Alejandro. Las ciberculturas. En la era de las máquinas inteligentes. Buenos Aires: Paidós, 1995.
– VIDEOCUTURAS DE FIN DE SIGLO. (Varios).Madrid: Cátedra, 1996.
– VIRILIO, Paul. El arte del motor. Aceleración y realidad virtual. Buenos Aires: Ed. Manantial, 1996.

1 CARLOS FAJARDO FAJARDO. Poeta, investigador y ensayista. Filósofo y Magister en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana. Profesor Universitario. Ha publicado entre otras obras Origen de silencios (1981) Serenidad sitiada (1990) Veraneras (995) Atlas de callejerías (1997). Posee varios ensayos publicados nacional e internacionalmente. Ganador de varios premios, entre otros, Premio Antonio Llanos de poesía, Santiago de Cali, 1991. Premio Jorge Isaacs de Poesía, 1997 y 1998. Su libro Charlas a la intemperie. Un estudio sobre las sensibilidades y estéticas de la modernidad y la postmodernidad fue publicado en noviembre de 2000 por la Universidad Incca de Colombia.

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Paráfrasis Pablo Picasso

picasso drawing with light
Pablo Picasso
visionario amante de profusos e imaginativos diálogos.
Dilecto de Diego Velázquez, Rembrandt, Lucas Cranach, el Greco, Goya, Eugéne Delacroix, David, Paul Cézanne, Henri de Toulouse Lautrec, Manet, Edgar Degas y tantos otros.
picasso drawing

El Malagueño de París y del mundo dijo: Yo encuentro sin buscar, Yo hice el arte moderno maquillando expresiones milenarias, me robé el pasado y lo vendí como algo inédito e inusitado, Yo, desde mi amarga ironía ibérica convertí los valores del pasado en los precios del futuro.

Yo, Pablo Picasso Ruíz dibujé con luz en el espacio lo que no será mercancía pero será el origen de otras dimensiones, de la majestuosidad de las emociones y la razón.

Pablo Picasso hizo con la luz y las sombras talismanes, elíxires, gemas,
atavíos, habitaciones y visiones.

Su Poética y su poesía visual nos enseñan a beber con los ojos, escuchar con las manos, palpar con los labios, iluminar con el torrente sanguíneo, esculpir aromas y perfumes, transpirar soles, respirar sinfonías, y dibujar con la mente el milagro del futuro.

picasso parafrasis
paráfrasis y poética

El arte es la gran paráfrasis que vitaliza a las culturas.

Las paráfrasis son interpretaciones y explicaciones que tienen la misión de hacer más diáfano y comprensible el devenir y el porvenir.

Al rescate y a la revalorización de las visiones de los antecesores se le ha denominado Renacimiento, renacimientos que son la paráfrasis de experiencias anteriores de las cuales se extraen respuestas pertinentes.

Las interpretaciones de las culturas antecedentes son formas de aprendizaje y de continuidad, de reconocimiento en el otro, de identificación, de auto actualización y reafirmación. La voluntad y la memoria son los vectores del dialógo inmanente con otras generaciones.

Los renacimientos son: paráfrasis culturales, son la interpretación de otros paradigmas, las expresiones del Egeo son la paráfrasis de las manifestaciones del Asia Menor y el Medio Oriente; la visión Latina es la paráfrasis de la visión Helénica, la Islámica de la Latina, y la Itálica de la Islámica… el autor Pablo Picasso realizó a través de perceptualizaciones la paráfrasis de la historia universal del arte visual.

Las paráfrasis de Picasso son el espejo propio donde convergen las imágenes y los eventos de la existencia. son proyección e introyección, hacia fuera y hacia dentro; se sumergen en el tiempo para emerger y ahondar en la profundidad ancestral del ser.

Picasso es un cultor del construir, del destruir y reconstruir, de la adición y la sustracción, del crecimiento, de los cambios graduales y de las transformaciones de realidades.

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Cranach El viejo – Picasso zoom Cranach El viejo – Picasso zoom Cranach El viejo – Picasso zoom Cranach El joven – Picasso zoom
elgrecopicasso elgrecopicasso velazquezpicasso velazquezpicasso
El Greco – Picasso zoom El Greco – Picasso zoom Velázquez – Picasso zoom Velázquez – Picasso zoom
poussinpicasso rembrandtpicasso goyapicasso davidpicasso
Poussin – Picasso zoom Rembrandt – Picasso zoom Goya – Picasso zoom David – Picasso zoom
delacroixpicasso courbetpicasso manetpicasso degaspicasso
Delacroix – Picasso zoom Courbet – Picasso zoom Manet – Picasso zoom Degas – Picasso zoom
lichtensteinpicasso realdeleonpicasso realdeleonpicasso
Picasso – Lichtenstein zoom Picasso – Real de León zoom Picasso – Real de León zoom

Construir es: Superponer, Articular, Conjuntar, Relacionar, Potenciar….

Deconstruir es: Aligerar, Seleccionar, Diferenciar, Abstraer….

Reconstruir es: Reconsiderar, Reflexionar, Rehacer, Resemantizar….

Picasso el epicentro, el visionario curador de las expresiones del arte ancestral de Oceanía y África.

Roberto Real de León – Julia Vargas Rubio – Marco antonio Flores Enríquez

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DIBUJO: VISULIZACIÓN

maquina dibujar

Aprender a aprender a REAPRENDER
Edgar Morin

Imaginar, registrar, analizar, describir, organizar, asociar, discernir, comprender, argumentar y visualizar son praxis cognitivas que caracterizan y sustentan a la Diseñistica.

La era del conocimiento es: ubicua y aquirúrgica, de paradigmas, instrumentos y lenguajes propios así mismo de muy lejana historia.

Plinio el Viejo, en su historia natural, refiere la bella leyenda helena de la génesis de las representaciones visivas bidimensionales y tetradimensionales.

La hija única del alfarero Butades de Sición, ha la promesa de amor del novel soldado que duerme sumergido en el aura del amor correspondido.

El hogar de Butades ilumina y anima a su hija esa noche, ella velará el sueño de su guerrero, ella lo contempla y acaricia para recordar y reconocer su estampa en la ausencia, el resplandor tremante de las flamas los hace fulgurar como el oro, la estancia es como un cáliz, sus paredes son como pétalos de rosa rosa, el humo púrpura envuelve y proyecta las nítidas sombras de los claros perfiles de estos amantes.

Los ojos de ella brillan aún más, al descubrir su otro yo alter ego y el de su amante impresos en la palidez rosa de la estancia, ella se levanta con la prudencia aprehendida a sus felinos, se aproxima a los rescoldos y toma un trozo de carbón, se dirige a la pared que atesora la sombra de su amado y como al acariciarlo imita sus contornos con el carbón, una y otra vez, repite el rito hasta la claridad.

El destino se cumple, con la primera luz del día, él parte a la guerra; pasan los años y la figura yaciente dibujada en la pared es como un presagio.

El novel soldado ha muerto en batalla, ella yace al lado del dibujo yaciente, inanimada ella, se extingue día, a día.

Butades, en la desesperación extrema con su arcilla de alfarero y su mejor oficio rellena el dibujo poíklima del guerrero hasta completar el cuerpo entero del soldado, lo lleva al horno para devolverle el fuego vital propio y con él, el de su propia hija.

La efigie zográfema está erguida y parece viva, los ojos de su hija recobran el enorme brillo de la última gran noche de amor.

Ella alza sus brazos y cierra sus brillantes ojos para reunirse en un abrazo infinito con su inolvidable amado amante.

Butades repite el rito de su hija perigraphé y el de su propia invención apotypoma ahora son ya dos efigies zográfema ergidas en unión viva, que hacen hasta siempre, el templo del eterno amor erosterio.

Platón el iconoclasta en sus diálogos en el libro X La República, propone tomar un espejo kátoptron, girarlo y rotarlo en todos los vientos, inclinarlo y dirigirlo hacia arriba y hacia abajo, el ateniense nos dice que en un momento aparecerá la tierra, en otro tiempo y en otro ángulo tú mismo, en otra dirección otros seres, y en otro viento muebles o quizá plantas y seguramente todo lo que tiene nombre pero que de igual manera todo lo que aún está por nombrarse.
Espejo Enoptron artefacto de mímesis e iconografía que nos convierte en efímeros demiurgos.
Vana alucinación pues dentro, en el fondo del espejo no hay nada, lo que aparecía como lejano o cercano, grande o diminuto, obscuro o brillante solo fue fugaz ilusión.

Teofrasto Paracelso (1493 – 1541).
Paracelso el Helvético, describe el yo como el gran espejo kátoptron-énoptron del cosmos, condensa en sí todos los rayos que el mundo irradia, en el yo, se entrelazan en unidad regia viva y donde encuentran su centro común todas las fuerzas que parecen dispersas en el universo.

Publio Ovidio Naso de Sulmona.
Ovidio en su libro de las Metamorfosis ejerce sus facultades de hermeneuta y su vocación de poeta para obsequiarnos su bella y vasta obra de quince libros capítulos escritos a la manera clásica, de precisos y preciosos hexámetros.
El de Sulmona abre los significados de los mitos y las leyendas helenas, claro ejemplo es el mito de Narciso donde nos revela la naturaleza ensimismada del hijo del río Cefiso. Narciso heredó el temperamento torrencial de su padre; de su madre, la ninfa Lireópe, heredó la noble capacidad de asombro y la posibilidad de sublimarse en el éxtasis al contemplar las fuerzas vivientes.
Narciso, para quien la razón de la existencia consistía en el conocimiento de sí mismo, trata de desplazar el mundo exterior para desarrollar su vida interior, lo cual lo aisla y por lo cual, es tachado de indiferente y egocéntrico.
Narciso, hijo de la naturaleza y del amor a sus fuerzas vivientes, fue dueño de divinizada sensibilidad y conocedor de los milagros de la naturaleza fysis.
Narciso celebraba cada día el surgimiento del cielo del interior del río Cefiso, la azul altura expandiéndose en la profundidad del transparente fluído solar, contemplaba las aves como astros y a los astros como peces, acariciaba los follajes del bosque que estaban sumergidos en la claridad. También abrazaba sus raigambres alzadas a lo hondo, escuchaba cada día el eco de las lluvias en los limos, bebía cada día la luz del gran espejo kátoptron para purificar su alma.
Narciso sabía su pertenencia y decidió permanecer, no se enamoró de sí, de su imagen eikon, se enamoró de ser parte del cosmos, de estar en la imagen del todo, se enamoró de ser espejo eterno, se enamoró de la comunión, se enamoró de ser la semejanza.

San Juan Damasceno de Siria


Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen.

Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos.

Las imágenes son el catecismo de los que no leen.

El santo sirio conoció imágenes sagradas que sanaban a los enfermos, salvaban a los que estaban en peligro mortal, y protegían a los virtuosos de los malvados; el concepto numen milagroso hieroícono se debe a su clara inteligencia y gran devoción, mas fortalecida por innumerables experiencias místicas.

Juan Damasceno abogó con todo su fervor por las imágenes surgidas milagrosamente, conocidas como acheropoietoi, imágenes que No fueron ejecutadas por manos humanas, milagros que se explican como impresión del original divino, razón por la cual se justifica y comprende el furor medieval por las reliquias.
Damasceno en su obra “Sermones” menciona tres paradigmas de acheropoietai, tres incontestables milagros:

A) La impresión del divino rostro en el velo de Verónica.
En el viacrusis, una bondadosa mujer ofrece su inmaculado velo al mártir agobiado y doliente; Jesucristo lo acepta, lleva el velo a su herido rostro para aliviar sus pesares, el Cristo hace una señal de
obsequio en el centro de su torturado pecho; la hermosa mujer aprieta el velo con todo su ser, como si así pudiera conjurar la injusticia; la noche obscura llega nueve veces al desconsuelo de la bondadosa mujer, nueve noches de pena y penumbra para que surja la nueva luz del rostro de Jesucristo impreso en el velo de la bondadosa verónica Venus.

B) El rey de Edesa encarga a un prestigiado hacedor de imágenes el retrato de Cristo, el iconografo se ve imposibilitado, no puede realizar su hacer a causa de la luminiscencia de intensidad insólita que irradia del lienzo destinado. Abrumado, el iconógrafo reza con todo el fervor posible durante diez y seis jornadas; del plenilunio surge Jesucristo, quien toma el luminante lienzo y lo convierte por un instante en el magno espejo que refleja su Divino Rostro. Cristo se hace sol y la imagen de su rostro queda impresa en el luminoso lienzo. Años después el ícono salvó de varias invasiones a la ciudad de Edesa.

C) La reliquia posteriormente atesorada en la catedral de Turín: El santo sudario es referida por San Juan Damasceno en el último capítulo de su obra “Sermones”: Antes de su resurrección el hijo de Dios es ungido con los santos óleos, aceites santos de sándalo y mirra cubren su sacrificada humanidad con un manto de algodón egipcio; al tercer día, Jesucristo está a la diestra de Dios padre, los cristianos azorados, conmovidos, recogen ritualmente el lumen del manto, Jesús está impreso en sus mentes y en sus almas y también esta impreso en el manto del Nilo que fue su mortaja.
Los iconoclastas sostuvieron la invalidez de las imágenes por su irrealidad.
Los iconódulos amaron la naturaleza mística de las imágenes, amaron la idealidad del icono, del imago.

Infografía, Hermeneusis y Poetica
Roberto Real de León

2000 Universidad Autónoma Metropolitana mx

Origen del Dibujo

Dibujar es equivalente a pensar.
Bruce Nauman

El dibujo se establece siempre como la fijación de un gesto que concreta una estructura, por lo que enlaza con todas las actividades primordiales de expresión y construcción vinculadas al conocimiento, a la descripción de las ideas, las cosas y a los fenómenos de interpretación basados en la explicación de su sentido por medio de sus configuraciones.

J.J.Gómez Molina.

El relato de Plinio el Viejo en el que atribuye a Butades de Sición, alfarero griego, y a su hija la invención del dibujo al trazar una línea, siguiendo el perfil de la sombra de su amante proyectada en la pared, han surgido debates suficientes en torno a él como para pensar que es la “sombra” su medio natural. El dibujo es propio de muchas actividades, en unas es un medio autologico de expresión, con su propia razón de ser, en otras se convierte en la acción que permite el conocimiento. Crear figuras sobre fondos implica ordenar estructuras, indicar: proporciones, direcciones, magnitudes, ubicación y carácter.

http://www.juntadeandalucia.es/averroes/publicaciones/55341/libbac19.pdf.

«Lo que una generación considera como la cumbre del saber, es a menudo considerado como absurdo por la generación siguiente, y lo que en un siglo pasa por superstición, puede formar la base de la ciencia en el siglo venidero»

Teofrasto Paracelso

Glosario Platónico de la IMAGEN

ÁPOTYPOMA impresión o modelado en relieve que sigue un modelo

CHEIROÚRGEMA representación material (objeto elaborado manualmente)

DEIGMA lo que se muestra o exhibe, indicación o manifestación externa (ilustración).

DÉLOMA representación figurada, delóo, hacer ver y aparecer

DIÁGRAMMA: dibujo, básicamente trazado geométrico (mapa cartográfico)

DÉLOSIS, se aísla y se ceirra o se completa un cuerpo en el espacio figurado.

DIAGRAPHÉ dibujo lineal, plano o esquema constructivo.

DIAZOGRAPHON: volumen puro que resulta de la armonía de figuras geométricas planas.

ÉNOPTRON: espejo dios es el mejor espejo de las cosas humanas.

EPIPOLÉ: superficie visible.

ÉRGON: efigie u obra de un escultor.

GLYPHÉ estatua cincelada

GRAPHÉ: pintura

HOMOÍOSIS: parecido exacto

HYPHÉGESIS: anotación o apunte, trazado de contornos,

HYPHÉ: entrelazamiento de lineas en el espacio.

KÁTOPRON:espejo

KHORÍON: superficie delimitada por un conjunto de lineas, como las figuras geométicas que Socrates trazó en el suelo para ilustrar a un esclavo el teorema de Pitagoras.

OPSIS: lo referente al campo visual todo lo relacionado con la vista en sentido objetivo y subjetivo contemplación o vislumbre de lo invisible.

PARÁDEIGMA: modelo, plano arquitectonico.

PERIGRAPHÉ: contorno, silueta, delineación, boceto.

PÍKILMA: dibujo, pintura

SCHÉMA: boceto, figura geomética.

SKIÁ: somra, sombbreado

SPHARAGÍS: marca impresión dejada por un sello

TÉCHNEMA: obra de arte

LA IMAGEN Y EL OLVIDO
El arte como engaño en la filosofía de Platón
Pedro Azara
Ediciones Siruela

Roberto Real de León – Julia Vargas Rubio – Marco Antonio Flores Enríquez

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Heurística

heuristica

¡eureka, eureka!

Arquímedes

La naturaleza y el ser del Diseño, de las Ciencias y de las Artes están signadas por la Heurística.

Heurística es: concebir y visualizar formas que sublimen las existencias y sean auténticas aportaciones que beneficien inmediatamente a los seres para trascender sus limitaciones contemporáneas.

Heurística: arte de inventar e innovar, del griego heurisko descubrir.

Heurística: encuentro, descubrimiento, explicación, verificación son ya logros, proezas para las ciencias que miden, describen, cuantifican, registran, simulan, analizan, comprueban o reconstruyen fenómenos de la naturaleza o de las sociedades.

Para merecer la Heurística en el Diseño se precisa de inventar sistémicas, proyectar síntesis inéditas, proponer cualificaciones que trasciendan las realidades anteriores.

La Heurística en el Diseño es imaginar, visualizar utopías que generen nuevos paradigmas, bienes que propicien la Filogénesis: la majestad de la humanidad.

HEURETiCA, Arte de la invención que enseña cómo descubrir lo nuevo y juzgar lo viejo.

Heurística del Diseño-Arte-Ciencias es: Invención, Conciencia, Racionalización, Previsión, Pertinencia, Pertenencia, Vigencia, Justicia, Beneficio.

La iNNOVACiÓN continua y consciente constituye al ser, a la esencia y a los valores de las Nociones: Ciencias-Arte-Diseño.

Conclusión: Siempre en todo lugar y tiempo se ha diseñado y proyectado en todos los ámbitos de la cotideanidad se proyecta y diseña, diseñar y proyectar no son especificidades académicas de las cultururas materiales y sígnicas.

Los supuestos, los ¨valores entendidos¨ y los dogmas gremiales han encriptado las alternativas de Alteridad.

Existe un campo aún no convenido donde se Visualizan Utopias.

Las ciencias no son la única forma de conocimiento.

Existen conocimientos, destrezas, actitudes y voluntades a cultivar que propician los estados de sensibilidad y conciencia para que las utopias tengan condiciones de posibilidad.

Roberto Real de León – Julia Vargas Rubio – Marco Antonio Flores Enríquez

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arte

arte digital

POÉTICA: Creación – Sublimación – Descubrimiento – Alteridad

GÉNESISEURESISPOESISNOESIS

ARTE: Conocimiento – Destreza – Eficacia para dar Origen, Innovar, Comunicar y Dignificar.

¡Oh escritor, oh filósofo! con qué palabras, con qué frases,

con qué oraciones, con qué conceptos,

con qué doctrinas se podrá describir, con tanta

y bella perfección, la integra visión de la imaginación

como lo hace la poética visual.

Leonardo da Vinci

Poética: arte

El Arte de la Poética: La Poética del Arte

Aristóteles asignó a la Poética el Télos de presentar al ser y a su entorno como podría ser y debería ser.

El Arte y la Poética son theoresis: entidades metafísicas y analógicas, son motivación, estímulo, verdad, participaciones emotivas y expresiones sublimes y sublimantes

ARTE

El clasicismo del Egeo heredó y legó este polisémico y polimórfico concepto.

Areté: eficaz, eficiente, avezado, virtuoso; fin, finalidad el télos mismo de la ciencia, el ideal de la educación; el logro y consecución de fuerza, destreza, vigor, agudeza y la nobleza de cuerpo, mente y espíritu.

Aristós: mejor, mayor, magno; refiere y designa el cumplimiento, la consecución, el clímax del propósito o función.

Aristoi, buenos, magnánimos, justos, éticos.

Artista, el ser apasionado y reflexivo que crea, genera, innova; el talentoso, el singular.

Ars est recta ratio factibilium: el Arte es el exacto conocimiento de lo que se debe hacer.

Ars est principium faciedi et cogitandi quae sunt facienda: Arte es, los principios del hacer y la reflexión sobre el hacer.

Arte es virtus operativa y recta ratio: Arte es la virtud operativa y el exacto conocimiento de sus razones.

Ars sine scientia nihil est : el Arte sin ciencia nada es, y la ciencia que no logra el Arte no es ciencia.

Arte: concepto dimensionate.

Arte: virtud, facultad, habilidad, destreza, eficacia majestad, excelencia, inventividad, sapiencia, perfección.

La extravagancia, la ortodoxia, la banausia, la torpeza, la sordidez, la pereza, la destrucción, la indolencia, la ingenuidad, la incoherencia, las terapias ocupacionales, los usos y costumbres pusilánimes, la imitación y la ignorancia son la antítesis de todo Arte.

El Arte no es un decir caprichoso, ilógico o accidental, por el contrario, es aquéllo por lo cual hacemos público el conocimiento, y lo que pensamos, sentimos, nuestras expectativas, lo más íntimo, lo más preciado.

El Arte no se limita a expresar temas ya conocidos, por el contrario, genera y diversifica temáticas, las multiplica en continentes y dimensiones aun no conocidas.

El Arte es proyección de las emociones y la razón, es intuición e intención es forma y contenido es: continente de voluntades, conjunción de formas y conceptos, es la manifestación de las visiones y pulsiones de los imaginarios de la humanidad en todo tiempo.

El Arte es polimorfo, autológico, es dinámica social, transmite ideas, emociones, sentimientos, afectos y valores, es el inédito constructo de toda cultura.

Para G.W.F. Hegel, lLa verdadera obra de Arte genera en los seres, además del goce inmediato, el pensamiento, la reflexión y juicios. La realidad del Arte es la realidad superior.

El Arte es la expresión y representación total sensible e inteligible de las ideas.

Arte: campo genésico, cognitivo y expresivo de multifacética naturaleza, de complejos sistemas de lección y codificación, su especificidad operativa y apreciativa se define y signa a través de la diversidad de lenguajes. Lenguajes que dimensionan y enfatizan, de formas integrativas de pulsiones significantes y proyecciones referenciales, significativas e inmanentes.

Para Emmanuel Kant, el Arte es el mediador idóneo entre la razón y la sensibilidad.

El Arte no se limita -como la historia- a reproducir los hechos del mundo real empírico; su naturaleza y ser se propone captar las expectativas el espíritu de la época, el inconsciente colectivo, lo idealizado, los universales; el Arte visualiza los proyectos o aconteceres no como son, los considera de otra forma, los enfatiza en la trascendencia, los dramatiza, los convierte, los subvierte, los sublima, los optimiza.

El Arte conduce al espíritu humano a penetrar en la íntima coherencia de la meta realidad.

El Arte y la Poética son hermeneusis: entidades metafísicas y analógicas, son estímulos, verdad, participaciones emotivas y expresiones sublimes y sublimantes.

El Arte y la Poética se manifiestan en las expresiones trascendentes, sublimes, que convierten la experiencia perceptiva en admiración contemplativa, erótica, sublime similar a las experiencias revelatorias, a las visiones místicas.

Las formas y las imágenes que conmueven los sentimientos, las emociones y las nociones son: el vínculo histórico-social, son el nexo entre el instinto y la filogénesis, entre las sensaciones y la conciencia.

Los dones del ARTE emergen de la alteridad y de las exégesis diseñadas para generar memorables experiencias para la sensibilidad y la inteligencia.

El Arte surge de complejos periplos de la inteligencia tamizados a través de paráfrasis, analogías, abstracciones, resemantizaciones y múltiples palimpsestos.

El artista tiene que saber todo y mucho más, el Arte demanda aprenderlo todo, preguntándose, observando y preguntando constantemente; como Bruno Brunelleschi ancló un magno cáliz inverso en los cielos, como los artilugios de Al hazen que con tan solo espejos y cristales vencen a las distancias y la fatiga antaña, como los astrónomos y los cartógrafos sin visitar lugar alguno visualizan los mapas de las lejanías, las noches y los días de los mares, ríos, islas y montañas en tejidos de oscuros o luminiscentes puntos y líneas que forman extensos tapices para distintos destinos. Como la laudería mediterránea y la astillería escandinava son preceptoras de la edilicia filarmónica en tierra de godos. Como los médicos solo de tenues indicios infieren posibles dolencias, y próximos males. Por qué y cómo la armonización de aromas, colores, sonidos y sabores se instituye en bálsamos que alivian las algias. Como los poetas en el luxo de sus creaciones fusionan, tiñen y tañen sentimientos, sensaciones, saberes, sustancias, sueños, dones, fonías, formas, fines, estancias, instancias, instintos, intuiciones, imágenes, intimidades, pensamientos, pasiones, paisajes…

El artista es inspirado amante de la razón; procura todo conocimiento, aún el de las secretas ciencias, y muchas veces hasta debe fingir ignorancia para descubrir las excelencias de los otros.

León Battista Alberti

Arte: Excelencia (conocimiento – destreza – magnanimidad – elocuencia)

El Arte de hoy, el que se está gestando a través de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es multidimensional, ubicuo, filantrópico y plural.

El status quo mediático profesa que solo hay un Arte, el Arte del pasado, el del siglo pasado que confundió la extravagancia con la originalidad, el valor con el precio, la libertad con la ausencia de compromiso con su sociedad y el medio ambiente, y que sustituyó a la autocrítica por la membresía y dio fe a la autocomplacencia con credenciales; aunque resulte increíble hoy día aún hay retrofuncionarios que creen que es mejor ver hacia atrás, hacia las maneras de producción del pasado que llaman tradicionales y sólo ser imitadores o coleccionistas, cofrades de la rentable decadencia; su miedos y la ajena nostalgia por el pasado los lleva a confundir lo universal con lo local, a los usos y costumbres y a las antigüedades con la historia.

El Arte no es lo que decreta la plusvalía. El Arte es reto, es algo vivo. Prevé y refleja la realidad de ahora, predice la del mañana y nos orienta a observar el pasado con visión crítica y a originar al promisorio futuro.

Todo lo vivo se transforma. Toda sociedad evoluciona a pesar de los pesares y la función que realiza el Arte en esta filogénesis, en esta transformación es fundamental e insustituible.

El respeto a la tradición no significa la complaciente tolerancia a

obras que corresponden a diferentes circunstancias,

tampoco significa la aceptación sumisa de modelos, de reglamentos,

de leyes, de instrumentos y de formas cognitivas pretéritas.

El respeto a la tradición significa la preservación de lo esencial,

la identificación de lo aún vigente, de lo pertinente, de lo consecuente de lo que hará posible el promisorio futuro

Walter Gropius

El Arte dio rostro y espacio a las deidades que ahora son espejos y entornos del espíritu.

El Arte hace que hoy sea ayer y mañana.

El Arte trasciende las cosmogonías, los paradigmas, las ideologías, las histerias y a las historias.

El arte da horizontes, interioridad, memoria, vitalidad y porvenir.

Roberto Real de León – Julia Vargas Rubio – Marco Antonio Flores Enríquez

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Visión – visualizar – Visualística

arte digital

 

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De todas las disertaciones que actualmente son factibles acerca del universo
ninguna sería posible si los seres humanos jamás hubiesen visto los astros,
el cielo, el mar, y entonces no sería posible que existirían las palabras astro, cielo, mar
y no conoceríamos los números, ni el tiempo, ni todas las ideas
ni todos los conceptos que nos permiten especular sobre la naturaleza del kosmos.
Al ver, nos es concedida esta especie de ciencia, de tal calidad que ningún bien mayor
fue otorgado a los mortales y los dioses. Éste es, y digo el beneficio más íntimo que
nos obsequian los ojos: El Lógos Óptico.¨
Platón de Atenas

Visión es lo relacional, la posibilidad de las posibilidades, las sendas y los horizontes del encuentro propio, es expandir la realidad en realidades, al ser y a los tiempos, es enfatizar y atesorar la permanencia en torrentes de (imágenes) voces, sensaciones, sentimientos, emociones y pensamientos.

Se puede saber más y conocer más del universo y de nosotros a través de los ojos
y la mente, por que la mente reconoce, entiende y comprende todo lo que
ve a través y por medio de la interacción de todos los sentidos.
Benoit. B. Mandelbrot

Visualizar es describir visualmente la visión y las visiones íntimas, mentales, prospectivas, memorables, existenciales.

Visualizar es mostrar, presentar, informar y comunicar visualmente los complejos ciclos de la visión (théore): abstraer, comprender, interpretar y traducir los fenómenos, las ideas y los conceptos, los objetos de la razón, los objetos mentales que antes de visualizarlos eran de naturaleza intangible.

Visualizar es comunicar, es que las ideas y los conceptos sean accesibles para los sentidos y la visión (sensibles e inteligibles).

El complejo ciclo: visión, visualización, visualizar; comunicar los objetos de la visión mental, expresarlos, mostrarlos, exponerlos a través de iconías y formas de múltiples dimensiones de sinestesia y cinestésicas, que serán causa de las más variadas comprensiones y percepciones; imágenes y formas que se convierten en estructuras significativas, polisémicas que dan y darán concierto y certidumbre a los sentidos, a las pulsiones y a las inteligencias.

Las visualizaciones son continentes de datos sensibles e inteligibles a los cuales el cerebro del ser les da forma y sentido.

Las visualizaciones son la múltiple y extensa pluralidad de sensaciones, referencias e inferencias que son el acervo de la mente humana.

Las visualizaciones transforman y convierten a la visión mental y sensorial. Las visualizaciones reúnen y proyectan a los seres en humanos.

Visualizar refiere a los talentos y las ciencias para generar y crear imágenes, ideas, conceptos.

Visualizar es poner en común ideas, conceptos e imágenes; las artes y las disciplinas del conocimiento nos remiten a las expresiones y a los lenguajes que interactúan en diversas dimensiones y en múltiples naturalezas.

Visualística: es una disciplina que se constituye por todo lo relacionado con la visualización.

La visualística cumple su télos a través de estrategias de visualización y perceptualización para inducir estímulos modulados que logren activar la interacción de los sentidos, la voluntad, la inteligencia, el marco referencial y la multisensorialidad del ser.

Ver, oír, palpar, oler, saborear son fenómenos neurofisiológicos ópticos y acústicos, ápticos, sinestésicos, percepciones que, trascendiendo todo reduccionismo, comprenden lo fisiológico, el ánima y el ánimus, lo sensorial, lo psíquico, lo cultural, lo generacional y de género; creer que solo se ve con los ojos, a través de los ojos, que se oye con los oídos, por medio de los oídos, que el tacto solo es experiencia dérmica, que solo se toca con la epi-endodermis, que los sabores son fenómenos químicos y físicos que estrictamente solo ocurren en las papilas gustativas y que los aromas o hedores solo afectan a las fosas nasales sería separar la mente del cuerpo, separar al sujeto de sus imágenes y de sus expectativas, de sus recuerdos y de sus proyectos.

La Visualística organiza las ideas, las intenciones y el flujo de multisensaciones en estructuras de narrativa Visual Didascálica.

Roberto Real de León – Julia Vargas Rubio  –  Marco Antonio Flores Enríquez

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POÉTICA POESÍA sinestésica

arte digital
IMAGINACIÓN, CREACIÓN, CUALIFICACIÓN, SUBLIMACIÓN.

Se ejerce la poética al elegir el paisaje de los mantos matrimoniales e idear la cuna de los hijos; todo Mito, Rito, Ceremonia, Tradición, Ensoñación, son POÉTICA Y POESÍA, como lo son los Rezos, los Conjuros, la Comunión, la fusión de las humedades y el fuego, la savia y la luz en el amor infinito y eterno.

Poética y poesía es beber con los ojos, escuchar con las manos, palpar con los labios, iluminar con el torrente sanguíneo, esculpir aromas y perfumes, transpirar luz, respirar sinfonías, y dibujar con la mente el milagro del futuro.

La Poética y la Poesía Visual son los objetos de estudio, metamorfosis y expresión de las Enciclopedias Habitables.

Poesía, es el arte de imaginar y expresar sublimemente los sentimientos y las ideas.

Del lat. poet?ca, y este del gr. ποιητικ?, creación, génesis. Poema, del it. po?ma, y este del gr. πο?ημα.

La poesía es theoresis: entidad metafísica y analógica, es estímulo, verdad, participación emotiva y expresión sublime y sublimante: Ars poetica.

La Poesía como objeto de estudio ha seducido a una gran cantidad de pensadores:

Aristóteles de Estagira (384 – 322 AC).
En su obra “Poética”, explica que la Poesía no representa lo acaecido sino lo Posible, por lo que la Poesía es más filosófica y elevada que la historia porque la Poesía expresa lo Universal en tanto que la historia describe lo particular.

Giambattista Vico de Nápoles (1668 – 1744).
En su obra “Scienza Nuova” exorcizó la condena que Platón hiciera a la poesía y a los poetas; para Vico el sublime ser de la poesía es darle a las entidades insensatas sentido y pasión.

Es propio de la infancia tomar algo inanimado entre las manos y hablarle para transformarlo, convertirlo en algo con vida, resemantizarlo dirían los semiólogos, Esta dignidad filológica y filosófica demuestra que la humanidad contiene, en sí, todas las posibilidades imaginativas poéticas fluyendo en su propia naturaleza, en su propio ser.

Giambattista Vico afirma que la humanidad está enlazada a los magnos sentidos y al vigor de la fantasía, por lo cual la sabiduría poética fue la primera sabiduría de la humanidad.

Esta dimensión e histórica función ubican a la poesía como obra del espíritu, como la manifestación inicial del pensamiento humano; si se tiene en cuenta que los seres humanos antes de reflexionar, con la mente incontaminada, inician siempre sus pensamientos perturbados y conmovidos por las dramáticas experiencias de su existencia.

Vico el napolitano trasciende las teorías de la poesía de su tiempo, la cual estaba constreñida a la mera acumulación de reglas y preceptos ajenos, sin tener en cuenta su verdadero contenido, que es la inspiración y el ingenio.

Giambattista Vico ve con agudeza cómo los lenguajes comprenden las expresiones no verbales de la mente humana, la Música al sonido, la Danza al movimiento, la Arquitectura al espacio, la Iconografía al silencio y a lo visible. Estos lenguajes se muestran como la urgencia ineliminable que tiene el ser humano de expresarse, comunicarse y de creer, así como de perfeccionar su entorno.

La poesía Ars poeticaes postulada como la facultad de animar la materialidad burda del mundo exterior para imaginarlo grato, placentero, cualificado.

Existen dos poesías, la humana y la del cosmos; la humana es la concebida por el ser en formas de expresión, y la del cosmos es la percibida en los eventos de la naturaleza fysis.

El discurso poético es valorativo-apreciativo, orientado a distinguir, recordar y sustentar valoraciones ya logradas para, así, estar en condiciones de explorar y experimentar diferentes y diversas apreciaciones, y de tener distintas valoraciones; el discurso poético es el discurso axiológico.

La poesía corresponde a la teoría de la empatía que considera la actividad estética, aisthetikos, como la proyección de emociones y pulsiones del sujeto en el objeto estético.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel de Stuttgard (1770-1831).
En “Lecciones sobre Estética”, Hegel expone la hipótesis de que la poesía es más antigua que la literatura; la poesía es la representación originaria de lo verdadero, es el saber en el cual lo universal todavía no ha sido separado de su existencia viva y de lo particular, de la ley y el fenómeno; la finalidad y el medio aún no se han opuesto uno al otro, comprendiéndose el uno en el otro y a través de los otros.

La poesía no se limita a expresar contenidos ya conocidos por las entidades; la poesía a través de imágenes, multiplica y diversifica los contenidos conocidos en continentes y contenidos inéditos polimórficos y polifónicos.

Para Hegel, la Poesía es Conocimiento y aún pertenece, junto con la Religión y la Filosofía, a la esfera de la verdad absoluta. La Poesía es semántica sublimada que gesta la intimidad y la inmanencia del universo nuestro.

Hay objetos y situaciones, poesías o paisajes que producen reacciones afectivas en la mayoría de los seres humanos sino idénticas, por lo menos similares; algo que puede ser la manifiesta existencia de un espíritu estético común a todos los seres humanos sin importar su distinta y distante procedencia en el espacio y en el tiempo.

La poesía es la representación de la utopía; si la utopía se realiza, se cumple, entonces la poesía, con lo cual conoceremos la posibilidad de existencias poéticas.

Johann C. Friedrich Holderlin de Lauffen (1770-1843).
Holderlin propone habitar poéticamente el mundo en su obra “El Devenir en el Declinar” y resalta también que la poesía esta subordinada al ser poético que la especifica.

La poesía literaria, dice Holderlin, es una forma de la poesía, pero también son poesía la iconografía parlante, la música visible, la coreografía del espacio, la danza escultórica, la caligrafía cinestésica, la proxemia cósmica, la photo-skia-grafía y los discursos habitables.

Los mitos son poesía: el caballo alado y la serpiente emplumada lo son. Los ritos, al igual, son poesía: el bautismo y la ablución así como las ceremonias del té y la bendición de los alimentos son poesía.

También son poesía las herencias; basta recordar cuando los alfareros de la China, mucho antes del primer año de nuestra era preparaban las dulces y sedosas arcillas para protegerlas, con mucho celo, bajo tierra hasta que alcanzaran esas la nobleza de su plenitud y entonces, sus bisnietos dieran luz a los continentes, que miles de años después son los tesoros de museos. También recordemos cuando el padre de Pablo Ruiz Picasso le entregó sus pinceles de iconógrafo al igual que lo hicieron todos los padres Ruiz desde Altamira.

La poesía no produce imágenes la poesía produce imaginaciones. La poesía está signada por la impronta de la universalidad y de la totalidad, que constituye su carácter, ethos. La poesía es la verdad filosófica que está manifiesta en la inmediatez de la imagen y en la universalidad del concepto. Lo que definimos como naturaleza fysis es un Poema contenido y expresado en caracteres misteriosos y admirables.

Martin Heidegger de Messkirch (1889 – 1976).
A través de la “Esencia de la Verdad” define a la poesía como el nombrar que instaura el ser y la esencia de las entidades. La poesía no es un decir caprichoso, ilógico y accidental, no, por el contrario, es aquello por lo cual hacemos público todo lo que sentimos y pensamos lo más íntimo, lo más preciado.

La poesía es el lenguaje primigenio de toda cultura viva y continua, que deviene y trasciende. La poesía es proyección de las emociones y la razón, los sentimientos, las expectativas; la Poesía es la contemplación primordial de los entes en la cual integran su ser a las entidades del universo.

J. M. William Turner de Covent Garden (1775 -1851).
Como su iconía representaba visiones precursoras que hubo de justificar ante sus retrogradas contemporáneos de todos los tiempos.

La única opción que le quedó para diluir su insultante imparidad fue apelar a la poesía:
Hasta el sol poniente en el cielo occidental, eximio y radiante el gran arco iris
Etéreo flota el amante de la tierra
Surge en el inconmensurable clímax
Desplegando sus colores en equilibrada proporción
Desde el rojo fulgor, hasta el morado que mora en los cielos
Las nubes que se disuelven modelan con el sol su prisma lluvioso
Se expanden a la mirada sabia los varios hilos de luz
Cuando reposando sobre el pecho de las montañas iluminadas, se refleja en la eterna memoria.

Charles Baudelaire de París (1821 – 1867)
Define a la poesía como composición; decía que todo el universo visible es como un almacén de imágenes, y de signos que los autores reorganizan con la intuición e intención de resemantizar el universo.

Paul Valéry de Sete (1871 – 1945).
Define a la poesía como construcción, la poesía se hace construyendo complejos conjuntos icónicos, circunstancias y esencias que los demiurgos eligen de la iconósfera la cual es su realidad, y que cuando la dicen y reordenan, crea otras realidades más perfectas y más significativas.

Gustav Flaubert de Ruán (1821-1880)
Consideró que la máxima poesía era la Taxometría del espacio, la música de las esferas por ser ésta la diáfana expresión de la exactitud, la armonía y la perfección del cosmos.

Avicenna de Afshana o Ab? ‘Al? al-Husayn ibn ‘Abd All?h ibn S?n? (980 -1037).
Para explicar la facultad intelectiva y la abstracción aphaíresis, Ibn Sina hubo de concluir su libro “Las Fuentes de la Sabiduría”, donde se refiere a aquéllo que une lo estimativo y la imaginación: lo estimativo permite percibir los significados no sensibles o intenciones; a imaginación es la facultad de combinar imágenes o separarlas unas de otras.

Su teoría se refiere a la inspiración que caracteriza la iluminación de los seres, los que poseen el don de construir imágenes.

Ibn Sina menciona que solo los humanos iluminados ven alguna vez el fulgor del oro engarzando gemas, y en otra ocasión, la triangular equidad de una montaña a la luz de la luna plena para, que tiempo después, en el desierto, al beber la infusión de la noche, narren para compartir sus íntimas experiencias que:

Mil lunas a encontraron en el horizonte del camino una montaña cupular,
ella, refulgía de oros al engarzar los destellos de los astros,
ehí escuchamos los designios argentados en el espejo seleno,
ungidos de sus aromas gemados, escuchamos su luz al conocer la armonía cromática del jardín eterno.
Oramos agradecidos hasta siempre hoy.

Roberto Real de León  – Julia Vargas Rubio  -Marco Antonio Flores Enríquez

http://museosvirtuales.azc.uam.mx/sistema-de-museos-virtuales/sinopsis/poetica.html

Emoción estética

arte digital

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Podemos, por ejemplo, pensar no sólo en la poesía, en la música, sino en las perlas, los diamantes y el sexo mercenario. Por lo demás, la obra de arte no sólo es una mercancía cuya utilidad concierna únicamente a la imaginación; su función primordial, ya use la forma y el color; el sonido y sus ritmos, o, para obtener éstos la palabra en la imagen poética y sus asociaciones; en todo caso la función primordial y básica de la obra de arte es producir lo que llamamos emoción estética, que es una de las formas más intensas del placer.
Diego Rivera

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Una aproximación hacia el arte digital

EL ATRIL Y EL SOFTWARE:

arte digital

En momentos culturales como el actual, en que es posible advertir la coexistencia de tiempos, espacios diversos y modificaciones, en que todo accionar social es reflejo del advenimiento tecnológico, el arte, en su condición sublime de representación de la esencia kantiana de «lo humano», no es ajeno a estas analogías.

Y es lógico: la esfera creativa, si lo pensamos a partir de la problemática propuesta por Erwin Panofsky al proclamar que «el artista debe ser ojos, oídos y voz de su tiempo», no esta exenta de la realidad instalada en los primeros decenios del siglo XX, con el ingreso del régimen de las vanguardias y codificada ya en la década del 60`, cuando los avances en el estudio teórico de la obra adosaron al esquema del Pop-Art norteamericano algunas cualidades propias del escenario que Marshall Mc-Luhan examinara en la proyección de la contemporaneidad: extraordinaria velocidad, desplazamiento del concepto de «tiempo único, lineal y puntualizado», extrapolación de los márgenes, artefactos seriados y reproducidos en superposición semejante (algo similar al «ready-made» que en su momento exploró Marcel Duchamp), detalle y fragmento (planteando el conocimiento a través de este último, convirtiéndose en poética cuando renuncia a la voluntad de reconstruir el todo al que pertenece y se produce y goza en función de su carácter metamorfósico, tal es el caso del videoclip o video-art, tan en boga por la creciente propuesta de Instalación), desorden y caos (aunque suene hipotético, un «orden en el desorden»), complejidad, disipación y distorsión.

No es fácil asaltar en sentido teórico la problemática que supone la estética digital, en que el taller convencional del artista ha sido suplantado por un entorno electrónico, avanzado, mientras la práctica del oficio ha sido reemplazada por la exploración del software y programas gráficos que, si bien esgrimen el vértice de la clásica querella de ¿qué es el arte?, al ser un campo de límites bifurcados en que se valida la impotencia de lo intangible, tiene a su haber un conjunto de cualidades válidas de hacer mención, entre ellas: manipulación, repetición y serialización de imágenes de manera infinita, permitiendo una disponibilidad de elementos múltiples que propician la transformación inmediata de la forma, colores y significados. En resumen, el poder del medio digital radica en su condición infinitamente maleable, vertiginosamente dinámico.

Esta incertidumbre -y por qué no decirlo, hibridez- en la proyección del momento electrónico inaugura el debate sobre la trascendencia de la forma y el papel certero que ocupa la persona que interviene en el sistema, es decir: ¿qué diferencia a un «artista digital» de un diseñador gráfico o un iniciado en programas básicos que también opera con códigos comunes, herramientas y aparatajes de convención que pueden resultar idénticos?.

Esa interrogante es el indirecto legado que nos hereda el Romanticismo europeo, cuyo cisma hacia 1820 ya estaba ad-portas de la liberación de la forma del patrón retiniano clásico (pensemos en el modelo instalado por Da Vinci al pensar y actualizar la tradición grecolatina), y la supresión del texto
encorsetado para proclamar el triunfo del verso libre y la destrucción de toda normativización mayor para enfrentar y asumir una obra de arte.

Esta condición de «lo digital», entendida como una superestructura contenedora de sustracciones de la realidad, vendría a encarnar lo que G.F. Hegel denominó «muerte del arte», o en las palabras de O. Calabresse una re-lectura del momento barroco en tanto acumulación, densidad, inestabilidad, mutabilidad y desarticulación de todo vértice de regencia, suprimiendo los centros únicos, multiplicando los detalles y haciendo cuestionar la instancia matriz de la «identidad».

El procedimiento que avala una obra digital es, a partir de sus propios procesos, un tejido de estudio que da origen a su existencia, una problematización en torno a su resolución y la percepción del creador -o cual es la lectura o visión que el artista enuncia del mundo o la realidad que tiene en frente-, y la praxis crítica que debe acompañar la representación y materialidad de los soportes: no existe, o al menos, no debiera existir un artista o pensador inserto en el circuito de la hipertextualidad o telepresencia que no cuestione o constituya un discurso coherente a partir de dicha presencia.

El artista digital en el medio audiovisual, el poeta hipertextual o el músico electrónico justifican su oficio tras el proceso de formación estética y discursiva de conocimiento. No quiero decir con esto que una imagen en 3-D elaborada por un programador no posea valor «cultural», en absoluto, sino más bien que los parámetros de construcción y entendimiento del arte, pese al manifiesto de la desmaterialización y gloria de lo inexacto, siguen aún ceñidos a la normativa de parámetros y referentes que hacen válida su causa.

Tomemos en consideración, por ejemplo, el control de la mancha pictórica por sobre el azar que supone una intervención en Photoshop o Freehand, que no debiera representar un riesgo para el «artista-usuario» que calcula las operaciones necesarias para el efecto deseado. Sin embargo, es en esta hiper-capacidad medial y de simulación donde reside directamente la situación de trance y reubicación de los códigos «artísticos». El trabajo del artista «consciente» de los píxeles, alejándose de la reproductibilidad práctica ejercida como una entidad abandonada a la modificación y flujo de sus propias aristas, olvidando toda metodología discursiva y todo paradigma de análisis y explicación que persigue la obra artística: realizar concesiones de cómo percibir el mundo, la propia interioridad, el debate que se extiende a partir de la justificación de la existencia, una fenomenología cifrada por el propio operador, el planteamiento de una puesta en escena, de objetualización de la imagen digital para ingresar al mundo de las cosas. El artista al que se refirió Panofsky y Balzac está consciente de la «realidad» y de la potencialidad de la imagen, sabiendo cierto que se puede extraviar probando millones de versiones diferentes para una obra.

El versátil desarrollo del formato digital, que va dando muestras de madurez ya en la década de los 80´ y llega a nuestro tiempo dando testimonio del evidente esplendor virtual se nos está viniendo encima, en las palabras de Todd Gitlin, «el lenguaje de nuestra época»; y si se considera que así como el verbo fue fundamental para el medioevo, así lo es también la imagen en nuestros días (lejos de ser entendida como una simple abstracción semiótica post-estructuralista), en su aglutinación práctica de conocimiento, conceptos, mensajes y objetivos que a la postre son signos que nos permiten identificar códigos.

No es fácil hablar de arte, más aún hablar de arte digital cuando la accesibilidad a su comprensión recién comienza a ser escrita y planteada como un diálogo cuasi científico que aborda el fenómeno como una emergencia social precisa, aislando los trabajos simplistas, obvios, ensayisticamente anémicos, repetitivos, repletos de clichés y condescendientes que luchan por la inserción en un campo que, pese a lo indescifrable de sus lindes, depara una larga e inmensa procesión hacia su reino.

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Una aproximación antropológica al arte y la tecnología: la práctica artística según lo descrito por el artistas digitales

arte digital

Neus Claros i Andolz

A modo de introducción
Este artículo recoge las líneas esenciales de una investigación, llevada a cabo entre septiembre de 2002 y mayo de 2003 en Barcelona, cuya pretensión primera era la de conocer aquellos términos en que los llamados artistas digitales pudieran definirse y reconocerse a sí mismos, lo cual suponía igualmente dilucidar qué nociones de arte y de eso otro que llamamos nuevas tecnologías manejaban, puesto que ambas, se aparentaba, convergían en su propia figura, la del artista digital.

En primer lugar, se halló que aproximarse a la definición (o definiciones) dominante de arte -y por ende de obra de arte y de artista- en la tradición occidental podía significar habérselas con una especie de tautología (el arte es un tipo de procedimiento y el conjunto de productos resultantes de la forma de proceder de los artistas; los artistas producen obras de arte, y las obras de arte son aquello producido por los artistas). Pese a ello, y tomando en consideración lo concluido por Alfred Gell (1992; 1998), trataron de establecerse unos mínimos para acotar la figura del artista: se entenderá por artista a aquel individuo que se aplica, mediante particulares procesos y métodos de trabajo, determinadas habilidades intelectuales y unos específicos conocimientos técnicos -todo ello en singular e indisoluble interrelación- en la consecución de un producto -bien tangible, bien inmaterial- que trata de ejercer alguna influencia y provocar alguna clase de agencia -pudiendo ser ambas de carácter muy diverso- en el receptor. Se estimó valiosa la aportación de Gell (1998) relativa al artefacto artístico concebido no como un producto acabado y un fin en sí mismo, sino como la extensión distribuida de un agente, el artista, cuya agencia se prolonga en la del receptor. Desde estas páginas, se cree oportuno destacar que el producto artístico, lejos de ser una expresión individual, constituye una de colectiva puesto que debe contemplarse como el resultado de un doble proceso de socialización, si se permite la expresión: una de origen donde el artista toma del colectivo (de sus creencias, de sus prácticas, de su trayectoria…) elementos diversos con los que configura su producto, y otra de destino donde retorna, reelaborado, al colectivo lo que había tomado en préstamo, y éste hace determinado uso de ello.

En segundo lugar, se reconoció como artista digital a aquél que trabajaba con la Red y/o para la Red, pero se incluían también individuos que presentaban trabajos en soportes electrónicos diversos (CD-ROM, DVD, etc.) o instalaciones fuera del ciberespacio donde intervenía la tecnología digital [1]. A su vez, por nuevas tecnologías se entendía la tecnología digital, esa mediada por ordenadores que trabajan mediante programas informáticos, y también una de sus principales expresiones: la Red, Internet.

El perfil de la población objeto de estudio es el siguiente: se recabó información entre nueve artistas, de los cuales dos de ellos se convirtieron en informantes principales, poseyendo uno de ellos formación en Bellas Artes y el segundo en diseño gráfico digital y arte multimedia. Con ellos se estableció una relación personal y directa: se emplearon diversas rondas de entrevistas abiertas con el objeto de que fueran los propios entrevistados quienes fijaran inicialmente sus puntos de interés, sus inquietudes y sus interpretaciones en la forma más espontánea y menos mediada por la entrevistadora que fuera posible, y significó acceder a la observación de algunos de sus espacios y a las actividades desarrolladas en ellos (hogares, estudios, ponencias y salas de exhibición; a sus ordenadores y a sus obras). Los siete artistas restantes cumplieron un papel diferente que permitió completar, contrastar o calibrar la representatividad de lo enunciado por los dos informantes principales a través de la relación epistolar electrónica mantenida con ellos que tomó la forma de un formulario de preguntas concretas, pero sin opciones cerradas, acerca de su práctica artística y de las nuevas tecnologías. La intención era valorar, también, una de las herramientas de difusión y de relación que ellos mismos utilizaban: la sección de «contactar» de sus propias páginas web.

La población total presentaba pues este perfil: dos mujeres y siete hombres [3]; entre 23 y 55 años [4], cinco de nacionalidad española, dos de argentina, una de alemana y una de sueca; siete de ellos con residencia en diferentes lugares de España, uno en Alemania y uno en Argentina [5]; sus formaciones comprendían las siguientes categorías: Bellas Artes, Filosofía, TIC, Diseño gráfico, Diseño gráfico digital, Psicología, Cine, Arte multimedia, Publicidad y Relaciones Públicas [6]; finalmente, el espectro de profesiones, además de la de artista: profesor de dibujo de enseñanza secundaria, diseñador de webs, promotor de acontecimientos relacionados con la música, técnico informático, profesor universitario de diseño y media art y diseñadores gráficos digitales [7].

Acerca del arte: entre el respeto a una institución y la resistencia a sus convenciones
Cuando los artistas consultados describían el arte digital efectuaban ejercicios de igualación entre la práctica artística digital y otras no fundamentadas en el uso de esta tecnología. La igualación se desprendía de aquellas declaraciones que homogeneizaban tecnologías al aseverar que la tecnología digital es una herramienta útil para plasmar la imaginación del artista “tanto como lo fueron, y lo son, el pincel y la tela tradicional”, explicaba uno de ellos. Todos ellos, al margen de la elección personal -la práctica creativo-artística digital-, rendían pleitesía a cualquier tipo de manifestación artística, fuera ésta o no afín a sus presupuestos artísticos personales. La mayoría de los artistas y diseñadores, haciendo uso del recurso a la comparación entre tendencias, estilos o movimientos, daban cuenta de la validez, honorabilidad y necesidad del arte sea cual sea su signo, y no daban muestras de desinterés, rechazo o desprecio ni por el trabajo ni por los productos obtenidos por otros artistas, ni anteriores ni coetáneos a ellos mismos. Se hizo evidente un respeto, casi incondicional, hacia el arte como institución y como práctica.

Sin embargo, el respeto a una institución no implica, para aquellos que practican el arte, que no se discutan, incluso impugnen, algunos de los pilares sobre los que se soporta ésta. Así, puede observarse en algunos de ellos la manera en que se cuestiona la categoría de artista, que no invalida la de arte, pero que sí supone una revisión, y en más de un caso su fustigamiento. Aducían que la categoría de artista contenía, en muchos casos, un fuerte ingrediente “elitista”, porque puede tratarse de una categoría que tenga más pretendientes que aquellos a los que puede corresponder: lo difícil no es ser artista, sino ser socialmente reconocido como tal. Podían considerar esta categoría obsoleta y proponían como alternativa una que estableciera que el individuo creativo es un ciudadano más expresándose. Ésta era la carta de presentación de uno de ellos: “Yo sólo soy un ciudadano expresándome, como todos hacemos de una manera u otra. Creo que el término artista pertenece al siglo XVII, cuando había que ser artista, rey, granjero o cualquier otra cosa. Hoy en día, pasamos de todo esto”.

Igualmente se mostraban críticos frente a los instrumentos, personas o instituciones que con sus estimaciones discriminan, validan y clasifican lo que es arte y lo que no lo es: esto es, la teoría, la historia y la crítica de arte. Podían afirmar que la historia del arte constituía “un catálogo de obras de arte que dice poca cosa sobre el arte”, y se perdía confianza en esta disciplina cuando se descubría que concedía el estatus de obra de arte, muy frecuentemente, de manera retroactiva. Por otro lado, se acentuaban las invectivas contra la arbitrariedad de la crítica de arte en lo que respecta a que si un artista pasa desapercibido para ésta, queda irremisiblemente condenado al ostracismo, mientras que desde su perspectiva el arte es igualmente valioso y es igualmente arte “tanto si es aceptado o no como tal. ¿Es que un «pintor de domingo» no es un pintor?”, inquiría, aunque bajo la fórmula de pregunta retórica, un artista. Así, y a pesar de la conciencia demostrada por parte de los artistas acerca de la temporalidad y el localismo del arte, simultáneamente apelaban a una especie de atemporalidad y universalidad de la práctica artística y de su producto, dotándolo entonces de cierta autonomía puesto que convertían el producto artístico en inmune al juicio -por lo menos al juicio de algunos-.

A partir de estas consideraciones empezó a vislumbrarse la encrucijada en la que parecía hallarse el artista y de la que en buena medida eran conscientes. Lo descrito anteriormente podía tener alguna explicación: existen dificultades en lograr una conciliación entre su trabajo y su producción (concebidos y experimentados como formas libres de expresión de la individualidad) y su ajuste a los modelos predeterminados de lo que debe ser una obra de arte y un artista establecidos por determinadas instancias (la teoría, la historia y la crítica de arte, por ejemplo). Igual de complejo es hacer converger esa misma expresión de la individualidad con una recepción de su producción que, por cierto, en la mayoría de los casos, no cuenta con una demanda individual ni concreta. Esto significa que existe un considerable desajuste entre la oferta individual que lanza el artista y la demanda global, difusa, social -que la hay- de arte: la demanda de arte es, mayoritariamente, indeterminada a diferencia de la demanda de otros productos. La descoordinación se agudiza si se considera que lo perseguido por los artistas, decían, era la recepción (a ninguno le parecía que tuviera sentido producir obras para uno mismo).

Frente a estos desajustes, que atribuían a arbitrariedades en el mejor de los casos, y a injusticias en el peor de ellos, estos artistas describían estrategias de defensa y de compensación en los siguientes términos:

En primer lugar, negándose a someter la obra propia al juicio de la crítica: esto significaba inhabilitar a la crítica de arte por considerar que ésta no poseía los suficientes conocimientos sobre arte digital como para realizar evaluaciones fiables (aunque, subrepticiamente, significaba eludir la crítica). En su lugar, preferían depositar su confianza sobre otras instancias que les ofrecían mayores garantías de ecuanimidad (por ejemplo, los circuitos alternativos de difusión artística en la red, a los que se considera especializados o, por lo menos, más receptivos con este tipo de producción y más avezados en las nuevas tecnologías; puede tratarse de revistas electrónicas de arte, festivales online u otras instituciones que ejercen las veces de galerías de exhibición también en Internet).
En segundo lugar, creando circuitos alternativos de difusión que puede ser la misma Red (sus propias webs, foros de debate) o círculos restringidos de adeptos a las que denominan “comunidades”, que también pueden crearse a través de la Red.
En tercer lugar, considerándose un tipo de artista «alternativo», entendiendo por alternativo, y según sus propias palabras, “independiente” o “underground”, desvinculado de los circuitos habituales del arte de la sociedad occidental.

El interés de estas estrategias está en la manera en que se minimiza la falta de éxito y se metamorfosea en una postura elitista o de gueticización, adoptada voluntariamente o impuesta contra voluntad, y en cómo esta situación es susceptible de ser reabsorbida por el sistema artístico y ser reconvertida en arte de pleno derecho por efecto de la presión y la resonancia de lo inicialmente marginal; así lo explicaba un artista: “No considero que sea un arte [el digital] destinado a los críticos, pero sí considero que es el inicio de un nuevo movimiento que en algunos años será «tradicional», simplemente basándome en la evolución de las tecnologías y en cómo éstas están teniendo influencia en lo cotidiano”.

Sobre la condición de artista: entre lo individual y lo colectivo
Según la información aportada por los artistas, el arte se encuentra distribuido, esencialmente, entre las esferas de expresión y de comunicación. Preferentemente, y según sus declaraciones, el arte es expresivo. Esto se concluye a partir de todas aquellas descripciones en que se autodefinían como individuos que “necesitaban expresar” determinadas cosas y explicaban que, hasta ahí, no se diferenciaban del resto de individuos; lo que distinguía esa necesidad de expresión de la de otros era que lo hacían “de determinadas maneras”. Desde un punto de vista interpretativo, esto significa que, inicialmente, se sitúa en la esfera de lo íntimo y lo subjetivo pero que, sin embargo, y sin excesiva dilación, tiende a convertirse en una intersubjetividad compartida con los potenciales receptores: ambos, emisores y receptores, acabarían por constituir una especie de comunidad (en el sentido de compartir alguna cosa que les relaciona entre sí) invisible, pero deseada y perseguida, que supone la culminación de la práctica artística y de su producto. Los artistas daban cuenta de ello a través de sus alusiones a la importancia concedida a lo que llamaban recibir un “feedback” de los usuarios, feedback del que se cercioraban a través de los contadores de sus páginas web, del “boca a boca”, de los correos electrónicos recibidos, de los círculos de relaciones más estrechos, de foros de debate y chats especializados en la materia o de concentraciones o eventos relacionados con la creación digital.

En este punto, desde luego, entendían explícitamente (porque también aseveraban que el arte era “una forma de comunicación”) que se producía el salto de la esfera de la expresión a la de la comunicación en tanto que se establecían conexiones, intercambios -“enriquecimientos” era el término más usado- entre ambas partes: emisor y receptor.

Éste sería uno de los elementos que permitiría situar al artista entre lo individual y lo colectivo, como expresaba Gell (1998), en una interrelación constante guiada por una tácita reciprocidad, siempre anhelada, puesto que afirmaban que era la forma en que la obra llega a su completitud.

Conviene tener en cuenta un elemento definitivo para tratar de comprender la situación en la que se halla el artista en virtud de lo expresado por los informantes, y para ello resulta imprescindible resolver la diferencia existente entre la individuación y el individualismo. Existen acciones que sólo pueden ser ejecutadas individualmente, por lo que es impensable que sean realizadas conjunta y simultáneamente con otras personas. Es así no por ninguna razón oculta, sino por impedimentos físicos, morfológicos, estructurales de la persona: ninguna otra persona puede comer en nuestro lugar y conseguir que los nutrientes sean asimilados por otro organismo que no sea el que, efectivamente, está ejecutando la acción de comer. Así, parece oportuno distanciar esta forma de conducirse -la individual e individualizada- de aquella otra -el individualismo- que organizaría toda agencia y experiencia en torno al individuo como ente autónomo, sobreponiendo éste al colectivo, ignorando los estrechos vínculos existentes.

Así pues, la práctica artística la entienden como un ejercicio fundamentalmente individual -es cierto- pero, atiéndase, de ningún modo intransferible (puesto que no es sólo expresión sino comunicación), siempre socializable (dado que no sólo el receptor se hace eco del artista y de lo producido por éste, sino que también el artista se hace eco del receptor y de lo producido o demandado por éste) y ofrecido a manera de servicio social (con el propósito de que tenga alguna utilidad).

No obstante, es innegable que en sus descripciones del arte como un acto de “creación individual” e “íntima” podían hallarse elementos que corroboraban una concepción del artista enraizada en el individualismo (no en vano están inseridos en una determinada sociedad que ha concedido un espacio privilegiado al individualismo). Aun y así, debe prestarse atención al modo en que son conscientes de que los útiles -materiales o conceptuales- que intervienen en el proceso de producción, así como el resultado mismo -el producto artístico- no se corresponden exactamente con hallazgos individuales / individualistas. Cuando concedían una especial relevancia a la “idea” (el concepto o el contenido sobre el que fundamentaban su obra) y a la “creación” (el proceso de ideación y de conversión de lo imaginado -o lo representado mentalmente- en un objeto sensible), consideraban a ambas como “expresiones individuales” y de la individualidad, y estos acicates del individualismo se veían degradados por elementos que los erosionaban. Por ejemplo, reconocían que la «idea» que, sin duda, es atribuida a la agencia individual, surge de un substrato de conocimiento colectivo, colectivo en tanto que es compartido con personas afines o por cuanto todo individuo se halla inserido en algún grupo humano que dispone de un bagaje cultural y una experiencia común y que beben de la misma fuente de recursos. Reaparecía esa tensión existente entre lo individual y lo colectivo cuando explicaban que los asuntos que trataban no respondían únicamente a sus preocupaciones o inquietudes, sino a las de muchas otras personas. Además, atribuían gran relevancia al papel activo del receptor, de quien persiguen obtener algún tipo de co-autoría (no sólo con la recepción sino, en muchos casos, con la intervención efectiva de éste en la obra). En caso contrario, podían considerar la obra como fracasada o, más exactamente, como ineficaz.

Por otro lado, algunas de las formas de organización del trabajo y las cualidades otorgadas al producto artístico permitían distinguir elementos erosivos del individualismo. Esto se hacía evidente por la forma en que apreciaban el trabajo en cooperación: o sea, cuando la organización del trabajo es descentralizada y donde cada miembro de un equipo [8] se aplica esforzadamente en alguna de las tareas específicas del proceso de producción, bien porque se crea naturalmente, o por formación, especialmente capacitado, o bien porque el resto de miembros del equipo así lo juzgue. Resumidamente: afirmaban que la multiplicidad de puntos de vista (tanto en lo relativo a lo conceptual como a lo técnico) y la comunidad de experiencias “enriquecían” los resultados. Reconocían que todos y cada uno de los miembros era necesario.

Igualmente en lo que se refiere a la comprensión de sus productos como obras de arte interactivas, a las que definían como obras pensadas para que los receptores (al que preferirán llamar “usuario”) puedan incidir directamente sobre la obra a través de la interfaz diseñada por el artista. Incidir directamente significa que puedan, ciertamente, modificar la pieza; y si cada usuario puede actuar modificándola, finalmente la pieza podrá ir distanciándose cada vez más del proyecto inicial del autor -difuminando la autoría individual- y acercándose progresivamente al usuario convertido en co-creador -favoreciendo la “creación colectiva” (Casacuberta 2003)-. Esto puede implicar que algunos artistas mantengan una postura algo laxa al respecto de los derechos de autor; esto es, que no encuentran sancionable que otros artistas, usuarios o internautas tomen ideas, retazos o capturen pantallas o piezas íntegras. No admiten el plagio ni el logro de un beneficio económico de forma fraudulenta, es decir, con la idea o el trabajo de otro, pero sí entienden que este tipo de producción y el canal de difusión admiten la apropiación de la obra por parte de particulares (en ocasiones las piezas pueden descargarse gratuitamente; otras veces, sin embargo, mediante previo pago: todo depende de si el artista pretende subsistir económicamente o no de la práctica artística). Opinan que se propicia lo que vendrían a considerar el acto de compartir información (motivos, fragmentos, efectos, datos, archivos…) entre los miembros de una comunidad incontable y cambiante -la de los internautas-. Laurean el hecho de que ésta es una forma de liberalizar y “democratizar” el acceso al arte. Contribuye, igualmente, a la consabida indistinción entre original y copia y a un cierto final de la pieza artística entendida como única y exclusiva.

Las funciones que atribuían al artista eran múltiples, interrelacionadas y coexistían en un solo individuo. Significaba de nuevo situar al artista entre lo individual y lo colectivo, esto es: el artista era aquél que mediaba entre la obra y el receptor, al cual se le concedía una agencia activa, puesto que era quien completaba la obra con su recepción y uso. El artista debía ser un investigador que experimenta con los elementos más variados, aislándolos y relacionándolos, y llegando a conclusiones sobre sus respuestas y comportamientos; le corresponde también descubrir parcelas de la realidad, como defendería encarecidamente cualquier científico; y, desde luego, adquiere conocimiento acerca de esa realidad a través de la investigación. El artista es, también, según sus descripciones, un creador nato -como también lo es un científico- en el sentido de que construye realidades (vale la pena destacar que todos ellos concebían el arte como construcción -en lo que tiene de interpretación- y no como representación -en lo que tiene de imitación- de la realidad). También el artista era un testigo privilegiado de la realidad con el deber de poner ésta al descubierto, implicando en ocasiones la adopción de un compromiso social con sus semejantes, cargando con la denuncia si es necesario. El artista, igualmente, es alguien entrenado en proceder al análisis introspectivo que le permite conocer no sólo los resortes de su propia persona, sino que, por extensión y comunidad de experiencias, accede a un superior conocimiento de los demás.

En relación al producto resultante de la agencia del artista, la obra de arte, destacó de inmediato, entre los informantes, la específica valoración de la idea que se ha mencionado anteriormente. Esta valoración se desprende de una aguda adhesión a la noción de originalidad. La originalidad terminaba por erigirse en el rasgo más valioso del artefacto artístico. Por original entendían distinguida, en el sentido de distinguible, y suponía que castigaban y condenaban la imitación, el plagio y la repetición, mientras que premiaban actitudes como las de proceder al estudio de otros, aprender de otros, inspirarse en otros, saberse parte de unos conocimientos comunes y compartidos y, muy especialmente, “experimentar” (vocablo que reiteraban y que remite a la percepción del artista como investigador y, por lo tanto, productor de conocimiento). Rechazaban airadamente lo que podría llamarse «inventarse las cosas», hacer falsos experimentos, hacer meta-arte o el uso gratuito y oportunista de la tecnología, las técnicas o los motivos. De sus explicaciones podía inferirse que la originalidad no era un resultado, sino una actitud que se caracterizaba por la sinceridad, la honestidad en el trabajo, la asunción de las limitaciones propias y el respeto por las ajenas, en no engañarse ni engañar, y suponía el mantenimiento de un tenso equilibrio entre lo deseado y lo realizado. Actitud que puede evaluarse como peliaguda a la par que virtuosa, moralmente recta (en el caso de que exista esa clase de rectitud, o de moral). De algún modo, este convencimiento explica, según su parecer, que una pieza poco ostentosa técnicamente o temáticamente humilde pueda ser considerada original por efecto de la apreciación de ser un trabajo honesto, con la capacidad de conmover o de hacer pensar: “Para mí el arte, propio, ajeno, nuevo, tradicional, me provoca o no me provoca. No cuantifico, ni califico su calidad de acuerdo con las técnicas empleadas o el trabajo que haya llevado desarrollarlo o el nombre o la categoría del artista que la haya llevado a término. Para mí una obra artística me conmueve o no, es una cuestión de piel, y eso es la única cosa que me determina e impulsa a convivir con ella o a no mirarla nunca más”.

La relación del artista con las nuevas tecnologías: entre la autonomía y la subordinación
Pfaffenberger (1988a; 1992) insiste en la construcción social de la tecnología y juzga como explicaciones parciales e incompletas por igual tanto aquellas que remiten al determinismo tecnológico (donde la tecnología, autónomamente, impondría modelos sociales y pautas de conducta) como las que se soportan sobre el sonambulismo tecnológico (que restaría importancia al vínculo e interdependencia entre lo social y la tecnología). Tratará de contemplarse lo manifestado por los artistas bajo esta perspectiva, es decir, no tratando de explicar la práctica artística digital ni bajo el determinismo ni bajo el sonambulismo tecnológicos.

Sea cual sea el lugar que ocupe la tecnología digital en el mapa de percepciones de los artistas consultados, una nota común describe su comprensión: en sus descripciones acerca del porqué de la preferencia por el uso de ésta aparece, en uno u otro lugar de su explicación, la concepción de la tecnología digital como instrumento de corte que les permite referirse a otro tipo de manifestaciones artísticas como tradicionales (“arte tradicional”, “formas tradicionales”, “medios tradicionales”). Pudieron destilarse dos de las acepciones que de tradicional manejaban: una atiende a lo tradicional como opuesto a lo moderno (moderno en su acepción de novedoso); la otra responde a una sinonimia establecida entre lo tradicional y lo común, corriente, ordinario o mayoritario (que no incluye el ingrediente de modernidad o novedad): utilizaban indistinta y simultáneamente ambas acepciones. Ello daba cuenta de que podían distinguir rasgos que les permitían identificar las nuevas tecnologías como algo efectivamente nuevo, mientras que otros rasgos simplemente daban fe de la situación de minoría en la que se encuentran los agentes de la práctica artística digital.

Cuando precisaban aquellas características que explicaban su preferencia por la tecnología digital, todas entraban en estrecha relación con el uso que podían hacer de ella y por los beneficios que les reportaba. Según Muhlmann (2001) la apropiación de las tecnologías por parte de los individuos se realiza críticamente (discriminando los usos eficaces de los ineficaces, aquellos que reportan algún beneficio económico o permiten ahorrar trabajo), y Lahera (2000) añadiría que se ejecuta creativamente (asignando usos «inesperados», no predeterminados, no previstos por los diseñadores de tecnología).

Así, definían como ventajosas determinadas características, que consideraban específicas de la tecnología digital. En primer lugar, aquellas que inciden sobre el proceso de producción y las formas de organización del trabajo: le atribuían a las nuevas tecnologías la capacidad de permitir una mayor “libertad”. En el terreno de la praxis artística, por libertad entendían la reunión de las herramientas y condiciones necesarias para trabajar de la manera más cómoda y económica -racional- y con el abanico más amplio posible de opciones para la resolución de problemas. Como resultado, gran parte de los usos de las nuevas tecnologías, que conciben como ventajosos, obedecen a principios muy prácticos como, por ejemplo, la asequibilidad económica, el incremento de la velocidad en la resolución de problemas y el estímulo a la experimentación y el aumento de las posibilidades y los resultados de trabajo. Esto significa lo siguiente: que pueden producir y extender su trabajo de una manera más “barata” (en comparación a otros medios y a los circuitos de difusión acostumbrados); que pueden producir de un modo más “rápido” (porque la tecnología digital sería entendida como un conjunto de técnicas que permiten agilizar y economizar tareas); y porque el trabajo, cuando se organiza, tiende a buscar estrategias que hagan posible la “ampliación de conocimientos” y, desde luego, la generación de “alternativas” que permitan escoger, de entre diferentes opciones, las que den más y mejores resultados.
Por otro lado, estimaban ventajoso también todo aquello que afectaba a los canales de emisión y recepción, puesto que consideraban que una obra de arte es una obra de pleno derecho no sólo cuando se produce, sino cuando es recibida. Valoraban positivamente lo que las nuevas tecnologías puedan tener de circuito alternativo de difusión, por amplio, por transfronterizo, por ilimitado, por opinar que se trata de una tecnología de la comunicación y de la información de un alcance que no tienen otras. Así, alaban su carácter descentralizador de la información y, en consecuencia, del poder. Todos, pese a lo anterior, advirtieron que, de ningún modo, podía hablarse de una mundialización de este medio: el acceso no es igualitario, y el grado de necesidad de los individuos puede ser muy variable, puesto que no disponemos todos los individuos de “un universo socio-técnico supuestamente común” (Boullier 2001:385). Como consecuencia de esto, la tecnología digital puede contribuir a la formación de grupos sectarios (comunidades más o menos inaccesibles) y su contrapartida, grupos segregados (los que no tienen acceso).

Finalmente, valoraban como beneficiosos aquellos aspectos que favorecían su propia concepción de lo que debe ser una obra de arte. Por un lado, la culminación de la obra de arte como «obra abierta» por efecto de un superior logro de la interactividad, si es que el artista parte del convencimiento de que la obra sólo se completa con la recepción e intervención efectiva del usuario que puede, con su intervención, modificarla y mutarse en co-creador. Por otro lado, la culminación de la obra de arte como «obra total», si aquello que persiguen algunos artistas es la consecución de obras que hagan entrar en relación tantos medios (vídeo, música, fotografía, dibujo…) como estén a su alcance. Dirán que la tecnología digital permitiría una manipulación coordinada de éstos que puede que consideren que otras tentativas artísticas no han logrado y que, en parte debido a la existencia de la tecnología digital, puede accederse al proyecto y realización de obras multimedia, esas obras que son calificadas por sus productores como obras de ingeniería (puesto que requiere del detallado conocimiento de cada uno de los medios aisladamente y de las respuestas interconectadas del conjunto), así como de sistemas (dado que si a lo anterior se añaden las alteraciones que pueden provocar las acciones del usuario, las obras se asimilan a organismos vivos, de modo que cuando el usuario incide sobre uno de los elementos se desencadenan respuestas que afectan al conjunto); son, en definitiva, artefactos inteligentes.

Por lo visto hasta ahora, de las ventajas atribuidas a esta tecnología, podrá deducirse que la interpretan como un avance, puesto que permite un tratamiento nuevo (y, tal vez, más eficaz) de los materiales susceptibles de convertirse en producto artístico. Mas adelante, en el apartado de desventajas, reconocerán que se trata únicamente de un avance relativo.

En lo relativo a la relación del artista con la tecnología cabe resaltar que ésta está marcada por la ambivalencia, basculando el artista entre la autonomía y la subordinación con respecto a ella. Jackson (2002:303) afirma que las relaciones que se establecen entre el hombre y la tecnología, y el hombre y la máquina, están regidas por la percepción de la tecnología y de la máquina en los mismos términos que el «otro», un otro al que puede concebirse como extraño, distinto, incomprensible e incluso hostil, pero con el que se intenta convivir y con el que se utilizan estrategias de acomodación e interacción recíprocas, porque “las personas necesitan escoger sus vidas y ser reconocidas teniendo una parte activa a jugar en la configuración de sus mundos sociales”.

La autonomía proviene de todas aquellas declaraciones que insistían, con firmeza y explícitamente, en que el arte (y su práctica) era necesario e irresistible: “Lo hago porque tengo que hacerlo, no puedo evitarlo”, “Lo necesito”, “Es necesario”. Desde el momento que la tecnología es un recurso que pretenden doblegar a la idea, al pensamiento, a la reflexión, a la investigación, a la experimentación y a la voluntad del artista de llevar a cabo un acto creativo, la tecnología se aparenta substituible e intercambiable. No sólo eran palabras las que justifican su convencimiento, sino que en el terreno de la práctica, la mayoría de ellos, hacen convivir la tecnología digital (y el arte digital) con otras tecnologías (y otros productos artísticos), por lo que la tecnología digital no es excluyente. Desde luego, admitían que a diferentes tecnologías, diferentes resultados, pero resultados artísticos al fin y al cabo.

Del mismo modo, y de manera espontánea, se afanaban (unos artistas más que otros) en aclarar su posición que, grosso modo, podría resumirse en una considerable resistencia a las etiquetas reduccionistas, a las ataduras de los sistemas clasificatorios y a la asfixia de las identidades-corsé: es decir, la mayoría encajaba con comodidad la categoría de artista, pero no la de digital que podía percibirse como un limitante, como el resultado de una valoración precipitada, superflua, anecdótica, cuando no injusta o torpe; para algunos, implícitamente, significaba que el observador dejaba dominarse por alguno de los principios del determinismo tecnológico. Todo parecía apuntar a que primero se es artista y después se opta por el uso de determinados medios: “[También trabajo con la pintura, la escultura, la instalación y la acción. No descarto ningún otro medio. Porque me permiten expresar cosas que no me permite la electrónica. […] Soy un artista que trabaja con estas tecnologías que llamáis emergentes, pero también he trabajado y trabajo con las sumergentes”.

Sin embargo, podía observarse la posibilidad de que el artista -o el arte, o la práctica o el producto artísticos- se viera subordinado a la tecnología. Esto se constató en primer lugar cuando algunos artistas, al hablar de su propia producción, presentaban algunos trabajos como ya caducos, obsoletos, no tanto por el valor relativo que pudieran tener en el interior de su trayectoria personal, como porque se emplearon programas, recursos o sistemas ya superados tecnológicamente. De manera que podía ser que algunos de ellos se sintieran azotados por cierto darwinismo tecnológico, por la intransigencia de una tecnología que ofrece versiones o novedades a un ritmo trepidante.

La segunda vía de constatación de que el artista puede verse sometido a la tecnología procedía de los peligros que ellos mismos advertían, anunciaban y se esforzaban en corregir: eran, ni más ni menos, las que bien podría llamarse «desventajas» de la tecnología digital. Nada tiene de pueril dejar constancia de ellas, porque su valor no residía en reconocer que todo instrumento, toda acción, toda institución o toda moneda tiene anverso y reverso, su cara buena y su cara mala -lo cual es cierto, por otro lado-, sino que el valor residía en que las desventajas que describían se convertían de inmediato en indicadores, en primer lugar, del papel activo del receptor de tecnología, que traspasa los límites de su condición de receptor pasivo para mudarse, sin solución de continuidad, en sujeto activo que no recoge acríticamente aquello que le ofrecen las nuevas tecnologías. Y, en segundo lugar, porque actuando de este modo procede a cierto tipo de apropiación de la tecnología que se define por los usos específicos que le otorgan y por la intencionalidad que depositan en el producto final.

Entre las desventajas que observaban se encontraban las siguientes: todas las relacionadas con las dificultades técnicas que podían afectar a emisores -los artistas- y receptores -los usuarios-. Entre las primeras destacaba el reconocimiento de las limitaciones propias, puesto que debían enfrentarse continuamente a productos nuevos, lo cual obligaba a mantenerse en un constante estado de alerta y de aprendizaje. Esta situación era percibida como más opresiva en el caso de aquellos artistas que por formación, o por simple cuestión generacional, no experimentaban la convivencia con la tecnología digital como algo natural, sino como algo naturalizado (Boullier 2002). Por el contrario, artistas de menor edad consideraban como un elemento más del paisaje cotidiano lo relativo a la tecnología digital porque ha formado parte de su cotidianeidad desde su infancia (en la escuela, en el ocio y en sus propios hogares). Otros individuos debían invertir esfuerzos suplementarios para la adquisición de conocimientos y la consecución del dominio del medio. A ello se añadían los problemas técnicos: los de exhibición e instalación (aquellos problemas que a muchos ya empiezan a sernos familiares y que se explican a través de las conocidas expresiones de “el sistema se ha colgado”, “se ha caído”). En lo que se refiere a los receptores, los artistas resaltaban la posibilidad de que existiesen dificultades de acceso a las obras, a la decodificación de las interfaces, o a la incompatibilidad de algunos equipos domésticos para descargar correctamente los archivos, programas, etc. Y, desde luego, eran conscientes de que “buena parte de la humanidad está al margen de estos avances”, de esta tecnología.

En segundo lugar, mostraban su preocupación por lo que consideraban efectos perversos de la tecnología digital, especialmente cuando se referían a que esta tecnología, como ninguna otra, no garantizaba la aptitud específica del artista para la creación; es decir, que el uso de una tecnología determinada no garantiza que ni el uso ni el producto resultante sean necesariamente artísticos. Así, juzgaban algunas producciones como “superficiales”, “aburridas”, “vacías”, “anecdóticas”, “meta-arte”, “uniformes”, “estándar”, “seriadas”, “faltas de contenido”, fundamentalmente porque “hay muchas obras que se basan en la actualidad de un software. Atarte a un software determinado te limita”. Y advertían de que “cuando es demasiado fácil y demasiado rápido, se produce un montón de mierda. Pero, ¡eh!, no tienes por qué mirar la mierda. Todo depende de en qué quiere invertir su tiempo el espectador”.

Contemplaban, todavía, lo que convenían en considerar un pernicioso efecto desencadenado por la percepción errónea de lo que la tecnología digital significa en relación a la práctica artística. Algunos de los artistas decían advertir que personas ajenas a la producción artística digital entendían que era imposible e impensable hacer arte con instrumento tan ordinario, vulgar y prosaico como el ordenador, no ideado originalmente para estas aplicaciones. En este punto tal vez debiera prestarse atención a cómo unos individuos tienden a ofrecer resistencia a los cambios de uso de cualquier naturaleza que otros efectúen, y también a la resistencia a la resistencia por parte de éstos respecto a los primeros.

Consideraciones finales
Es necesario destacar que, por lo expresado por los artistas, debería considerarse, en primer lugar, que en lo que se refiere a la tecnología digital mantienen una actitud crítica frente a ella y que rechazan tanto posturas tecnófilas como tecnófobas que, en verdad, son las dos caras del determinismo tecnológico. Adoptar una determinada tecnología para su aplicación artística no implica, para ellos, ni adoptarla completa e incondicionalmente ni convertirla en excluyente de otras tecnologías. Por eso, al tratar sobre la relación del artista con la tecnología, se le hallaba situado entre la autonomía y la subordinación que no pretenden destacar otra cosa que no sea los términos en los que se desenvuelve o se trama cualquier relación: la de la imposición y la de la concesión, que ejercen y reciben cada uno de los elementos que constituyen esa relación.

En segundo lugar, que ante la tecnología digital desarrollan estrategias de conducta social que podrían enmarcarse en alguno de los modelos descritos por Pfaffenberger (1988b) (los dos primeros retomados de S.F. Moore y el tercero diseñado por aquél). Éstos son la regularización por la que el individuo se adapta a la ideología dominante; el ajuste situacional por la que se hacen reinterpretaciones y redefiniciones de la ideología dominante, pero sin subvertirla, y la reconstitución por la que se intenta cambiar la ideología dominante y remodelar el contexto social mediante inversiones simbólicas. Las dos primeras estrategias, según Pfaffenberger, no harían otra cosa que reproducir el marco ideológico y social existentes y la segunda en particular (donde analiza el caso de los hackers) resume que algunos individuos, cuando tratan de mostrar las debilidades del sistema, lo que persiguen es integrarse en él. Si se atiende a la apropiación que de una tecnología, no pensada originariamente ni para la producción artística ni para un uso popularizado, constantemente acometen estos artistas, podría pensarse que se asiste a una reconstitución. Pero si se atiende a que, en la mayoría de los casos, lo que persiguen es lograr que a la práctica creativa digital se le otorgue el estatus de artística y que así lo reconozcan las instituciones que, en su contexto social, se ocupan de validar las manifestaciones artísticas, entonces su estrategia correspondería a la del ajuste situacional.

En tercer lugar, en la relación del artista con el arte se ha resaltado su respeto a esa institución (aunque con el mismo espíritu crítico que el referido al respecto de la tecnología) en base a su estimación de que el arte es necesario. La necesidad ha quedado descrita bajo otra ambivalencia: aquella que situaba al artista entre el individuo y el colectivo. Los artistas consultados, al hablar acerca de las funciones y utilidad del arte, se remitían tanto a lo íntimo y subjetivo como a lo colectivo y compartido con sus semejantes. Compartido, por lo menos, con los que, por estar inscritos en la misma sociedad y cultura, son capaces de estimular la agencia de los artistas y son igualmente aptos para recoger el significado de la acción de aquellos y, como diría Gell, verse impelidos a continuar con una nueva agencia (porque el producto de arte no es un fin en sí mismo, sino el estímulo de otras agencias en el receptor, ya que algún efecto causará sobre él y alguna acción desencadenará).

Finalmente, en la práctica artística digital, la tecnología se revelaba como uno de los elementos que intervienen en la producción del objeto artístico, que como cualquier otra tecnología, posee unas cualidades específicas y confiere unas características singulares a sus productos. Pero que, como cualquier otra tecnología, necesita ir precedida de la intención de producir un artefacto artístico: primero se es artista y después se utiliza la/s tecnología/s que se considere conveniente y -sobre todo- eficaz según aquello que se quiera lograr.

Bibliografía
BOULLIER, D. (2001) “Les conventions pour une appropriation durable des TIC. Utiliser un ordinateur et conduire une voiture”, Sociologie du travail, núm.43, pp.369-387.

CASACUBERTA, D. (2003) Creación colectiva. En Internet el creador es el público, Barcelona: Gedisa.

GELL, A. (1992) “The Technology of Enchantment and the Enchantment of Technology”, in Coote, J.; Shelton, A. (eds) Anthropology, Art and Aesthetics, Oxford: Clarendon Press, pp. 40-63.

GELL, A. (1998) Art and Agency. An Anthropological Theory, Oxford: Clarendon Press.
JACKSON, M. (2002) “Familiar and Foreign Bodies: A Phenomenological Exploration of the Human-Technology Interface”, Journal of Royal Anthropological Institute (N.S.), núm. 8, pp. 333-346.

LAHERA, A. (2000) “El diseño de artefactos tecnológicos”, Sociología del trabajo, núm. 38, pp.57-89.

MUHLMANN, D. (2001) “Des nouvelles technologies à l’image des vieilles organizations”, Sociologie du travail, núm. 43(3), pp. 327-347.

PFAFFENBERGER, B. (1988a) “Fetishised Objects and Humanized Nature: Towards an Anthropology of Technology”, Man (N.S.), núm. 23, pp. 236-252.

PFAFFENBERGER, B. (1988b) “The Social Meaning of the Personal Computer: Or, Why the Personal Computer Revolution was no Revolution”, Anthropological Quarterly, núm. 61(1), pp. 39-47.

PFAFFENBERGER, B. (1992) “Social Anthropology of Technology”, Annual Review of Anthropology, núm. 21, pp. 491-516.

1 – Se estimó adecuada la inclusión de trabajos fuera del ciberespacio puesto que son frecuentes las prácticas mixtas que combinan o fusionan diversos medios (fotografía, dibujo, música, acción….) entre aquellos artistas avezados en el uso de la tecnología digital, justamente en ese tipo de práctica denominada multimedia.

2 – Es necesario aclarar, sin embargo, que la de artista digital es una categoría genérica que se refiere a los artistas que hacen uso de esta tecnología. No distingue ni el tipo de uso ni su grado. Por lo tanto, homogeneiza artistas de signo muy diverso que puede que sólo tengan en común el uso de una determinada tecnología.

3 – La proporción desigual entre hombres y mujeres no se tomó en consideración especial puesto que no se efectuaba un estudio de género (que sería objeto de otra investigación), sino que dominaba el criterio de la condición de artista y no otra.

4 – En cambio sí que se consideró de importancia el criterio de la edad puesto que se tuvo en cuenta que diferentes contextos de enculturación, según las edades, sí podían ejercer algún tipo de influencia sobre la percepción que del arte pero, sobre todo, de las nuevas tecnologías tuvieran los individuos: no es lo mismo haber crecido inmerso en eso que ya se denomina «cultura digital» que haber tenido que formarse con mayor esfuerzo y celeridad en ese ámbito inicialmente poco familiar para personas de mayor edad, con acceso tardío a los productos de la tecnología digital.

5 – También se juzgó relevante reunir las opiniones de artistas de distintas procedencias, precisamente por el carácter transfronterizo del medio por el que optan para producir y difundir sus obras. No era objeto de este estudio explorar acerca de la disolución de las identidades nacionales o culturales o, al contrario, su preservación, a pesar del efecto globalizador que pudiera ejercer este medio sobre los productores de arte y sus productos, pero se creyó demasiado sesgado limitar esta población según criterios geográficos o culturales (por lo menos microculturales, puesto que la población, está claro, pertenece al área occidental).

6 – Dado que se conocía con anterioridad a la investigación que era habitual que individuos con distintas formaciones acabarán por coincidir en su condición de artistas digitales, se seleccionaron sujetos que presentaran esa variedad. Resultaba, además de interesante, imprescindible tratar de discernir por qué se podía llegar desde formaciones tan diversas, incluso dispares, a una situación final similar.

7 – Conocer el signo de otras posibles ocupaciones profesionales entre los artistas permitía distinguir si la de artista era la única dedicación, y en el caso de que se tuviera otra cuál era, y si era una afín o no a la creativo-artística, y, por supuesto, si el trabajo artístico les permitía mantenerse o no.

8 – Abunda el trabajo en equipo en la práctica creativa digital por razones diversas, que podrían dividirse a grandes rasgos en dos grupos: por necesidad y por libre elección. Por necesidad porque difícilmente un solo individuo es capaz de controlar todas las fases del proceso de producción: la generación de ideas o conceptos, es decir, el establecimiento de lo que llamamos contenido, la ejecución de un diseño, la programación, la construcción de la interfaz, la resolución final… Puede que sea difícil por motivos de formación o, simplemente, por una cuestión de economía de tiempo. Por libre elección porque algunos artistas juzgan como más provechoso y enriquecedor el trabajo con otros artistas de diferente formación y procedencia -geográfica, cultural, identitaria- en un alegato de la multidisciplinariedad y la diversidad. Para la formación de equipos creativos permanentes (aunque con rotación de miembros) son más proclives aquellos individuos que responden a la etiqueta de diseñadores o diseñadores-artistas que no aquellos que se reconocen casi exclusivamente bajo la etiqueta de artistas que bien trabajan individualmente, bien en colaboración eventual con expertos en alguno de los conocimientos específicos requeridos (con ingenieros, programadores, etc.). “Siempre he trabajado sola y me gusta, pero me entusiasma y me fascina encontrar gente con la que trabajar (raro suceso) y, cuando esto ocurre, es realmente orgásmico”. “En general yo prefiero trabajar a nivel individual porque me da más libertad, pero trabajar a nivel de equipo, aunque te limita esta libertad y te obliga a aceptar o a imponer un criterio, también te enriqueces dado que te permite ver otras visiones de una misma realidad”.

Marta González

De los medios tradicionales a los medios electrónicos

El eje trasversal de este proyecto es la imagen visual1 y más específicamente según la definición de Jaques Aumont las imágenes artísticas2, sus modificaciones e interactividad. La obra está estructurada en dos cuerpos principales: el primero tiene el carácter de informe, esta relacionado con la obra personal, el segundo tiene forma de compilación y hace referencia a la Imagen digital Argentina.

Su organización va de lo particular a lo general y el núcleo central, es el proceso creativo personal. Posicionándome, desde el lugar del sujeto espectador3, desde el núcleo central surgen subnúcleos cada vez más abarcativos y abiertos, estableciendo un recorrido, que va de los medios tradicionales a los medios electrónicos. Desde este lugar establezco una reflexión sobre la trayectoria y transformación de la imagen, la desaparición de los géneros como disciplinas separadas, las modificaciones; artista – espectador y la reproducibilidad técnica o perdida de aura, aspectos enunciados por Walter Benjamín en ”La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica” /19354, desde donde queda inaugurada la reflexión sobre las transformaciones de la obra de arte producto de las nuevas tecnologías de comunicación y difusión del conocimiento artístico.

Para Benjamín, la constelación de la obra y la de su reproducción técnica viven a distancias, no cabe la posibilidad de confundirlas. Una cosa es la obra y otra bien distinta su reproducción.

Continuar leyendo «Una aproximación antropológica al arte y la tecnología: la práctica artística según lo descrito por el artistas digitales»

La Sinéctica Visual es:

arte digital

La Sinéctica Visual es:

La creatividad requiere flexibilidad e imaginación para organizar metódicamente los procesos de reflexión y proposición, sustentado estos en la máxima libertad emocional y mental.

R. L. Razik

Asociar la majestad en la majestuosa sombra de Iván el Terrible, augurar la erupción umbría en las centenarias luminiscencias del magnificente árbol del Tule.

Aprender en Blow-up a ver las innumerables facetas de la gema viviente que habitamos, apreciar los rayogramas y las aerografías de Man Ray, quien demostró que la realidad es multíple no monofacética ni monosémica.

Estudiar la iconografía universal para atesorar en la memoria proactiva las estampas prefotográficas de Utamaro, quien registró en profundas instantáneas las insólitas perspectivas que el cine de autor se apropió en posteriores centurias.

Es sabido que se veneran los hitos como mercancía y se ignoran los paradigmas vivos que continúan dando luz a la existencia.

También somos testigos de que se tienen en el olvido sus posibilidades aplicativas, con lo cual se desperdicia el potencial didascálico de las imágenes infografícas.

La industrialización ha democratizado beneficios y algias, las élites se siguen promocionando y procurando lo exclusivo, los círculos cerrados, las ediciones limitadas, el original único, la lenta gestión retro artesanal y los remedos seudo culturales, así como las temáticas que preserven sus privilegios e inhiban las propuestas críticas y alternativas.

La narrativa visual infográfica y su sinéctica abre preciosas posibilidades inéditas en la veraz educación pública y sus auténticos cultores estamos en espera de la voluntad y lucidez política de quienes tienen el mandato de procurar el bien social.

Es de entenderse la incomprensión que el establishment aún tiene hacia las manifestaciones como la infografía por su naturaleza aquirúrgica: del griego keirkejros mano a-sin, no hecho por las manos (Acheiropoietai), como en su momento lo fueron el grabado, la fotografía, el cine y el video.

Es incuestionable que la sinéctica, y la poética visual de la infografía expresan los valores permanentes (históricos) característicos del arte de la comunicación visiva universal, como lo son la emocionante luminosidad, la resonancia habitable, el dinamismo coreográfico, la armonía cromática , el significado trascendente de la existencia y la legibilidad del destino. La infografía les da continuidad y vigencia, acentuándolos e incluso expandiéndolos.

La extensión de la mente en mega magnitudes, la indubitable escalación de las manos y las generosas posibilidades de los universos macro y micro de los ojos que la tecnología infográfica posibilita; refrenda lo que expusiera Marshall McLuhan en su paradigmática obra, La Comprensión de los medios como la extensión del ser humano.

Roberto Real de León Julia Vargas Rubio Marco Antonio Flores Enríquez

La provocación en el arte contemporáneo

infograf'ia

Juan Pablo Palladino

Sobre la transgresión artística en
la sociedad del espectáculo

Una mujer se somete a la cirugía estética ante las cámaras; 200 cadáveres disecados y dispuestos en diferentes posturas atraen a más de 13 millones de visitantes; una vaca y un ternero en formol conforman una obra premiada en Inglaterra; Los desastres de la guerra de Goya son trazados encima y despiertan la ira de los críticos; una barra de mantequilla es proyectada indefinidamente en una pantalla; galardonan la propuesta de un cuarto vacío que de pronto se ilumina… Y en cada caso los artistas guardan elocuentes argumentos.

Hay quienes no pueden evitar la irreverente pregunta: «¿Y esto es arte?». Y la sola posibilidad de la duda dispara la irritación de muchos, que responden con un desafiante: «¿Y qué es el arte?». La discusión no es nada novedosa; y sí, muy difícil de definir en uno u otro sentido. Lo único claro es que no son pocos los que cuestionan la calidad artística (¡ay, quién pudiera precisarla!) de propuestas contemporáneas que recurren a la provocación, al cuestionamiento esencial del arte, y que acaparan la atención del público.

Los interrogantes vuelven a surgir: ¿Cuáles son los límites que demarcan el hecho artístico? ¿Existen? ¿Se puede discernir entre arte y espectáculo? ¿Tiene sentido? ¿Cómo reconocer la finalidad transgresora de una obra y la búsqueda del mero rédito comercial? ¿Es posible hacer esta división en una sociedad de consumo donde el mercado se inmiscuye en la totalidad de las esferas de la vida, empañando los más nobles fines con el vapor del dinero? En ese caso, ¿cuál es la autoridad legítima para dictaminar la excelencia artística: el poder mediático (y, por ende, el económico), los académicos, el propio artista y sus amigos, o el público, esto es, el gusto popular? Si, como viene sosteniendo la sociología, arte es aquello que un grupo de entendidos conviene que sea en un momento determinado: ¿cuál es el poder de influencia real de esta elite en la era de la democratización del gusto, una democratización que todo lo iguala (por arriba y por abajo) y envuelve con halo artístico?

«Cada vez más nos invade una sensación de tedio ante unas obras con pretensiones seudointelectuales, o frente a una gran acumulación de videos e instalaciones que oscilan entre el high tech, la falsa provocación o el reality show», acusa en su artículo la periodista y crítico de arte Marie-Claire Uberquoi. Para ella, en la segunda mitad del siglo XX, quitando las excepciones, han proliferado «hasta la saciedad» las imitaciones y reinterpretaciones de gestos vanguardistas como el de Marcel Duchamp —quien en 1917 envió a un concurso, bajo seudónimo, un urinario—, «abriendo el camino a la banalización del arte».

El mingitorio de Duchamp (como, anteriormente, el cuadro totalmente negro sobre fondo blanco de Kazimir Malevich) tuvo, en su contexto, un significado decisivo. Ese gesto provocador formaba parte de las vanguardias artísticas surgidas a principios del siglo pasado como reacción a la crisis del ideal moderno burgués de progreso humano; crisis originada con la guerra mundial. En el arte, las vanguardias rompieron con los cánones establecidos de belleza, los que imponía la Academia moderna. En su afán antiburgués —pero no antimoderno— cuestionaron toda autoridad y, cómo no, la institucionalización del arte y propusieron un acercamiento de éste a la vida cotidiana, una unión total entre el arte y el día a día, a tal punto que aclamaron: «Todos podemos ser artistas». Pese a su objetivo, las vanguardias fueron incomprendidas y reducidas a un círculo ínfimo. Es más, nacieron sabiendo que morirían, si no eclipsadas por otras vanguardias, al sucumbir a esa misma institucionalización: ¿cuántos miles de dólares vale hoy el urinario de Duchamp o las 30 latas rellenas con mierda con las que el italiano Piero Manzioni pretendió cuestionar la hipocresía del mercado del arte a principios de los años 60?

Sin embargo, estos movimientos deben observarse en su contexto histórico, porque «el arte es una producción individual de la subjetividad de su tiempo, de su espacio cultural e histórico» (Nicolás Casullo, 1999). Partiendo de esta premisa es entendible que el arte actual involucre nuevos medios de producción (los electrónicos, por ejemplo) que escapan a los tradicionales. Y, por otra parte, hace legítima la pregunta, como simples espectadores, acerca de qué significan hoy algunas actitudes artísticas pretendidamente provocadoras.

La reñida esencia vanguardista anuló los valores precedentes que definían lo que era o no arte, y la mirada del artista —y de quienes la compartían— bastó entonces para justificar la obra. Así, a su paso, las vanguardias dejaron el terreno abonado al relativismo estético —cuyo ímpetu es nivelador e igualitario— que se proyecta en el arte contemporáneo, donde no parecen haber argumentos absolutos, o por lo menos una autoridad indiscutible, que determinen a lo que debe responder una obra artística (Beatriz Sarlo, 1998).

Al mercado, pulpo de un millón de brazos, este pluralismo estético le sienta perfectamente y cubre sus necesidades de lucro: «Hay propuestas para todos los gustos», pondera a viva voz la sociedad del consumo. De hecho, la provocación artística puede funcionar —si eso es lo que se busca— como una eficaz técnica de mercado. ¿Es esto un ejemplo más de la autoridad de éste en tanto juez en todos lo campos de la vida?

ARTE CONCEPTUAL O ENTRETENIMIENTO

La etapa actual, con la colonización de la «problemática de todos los días», representa la cuarta edad del arte, opina por su parte el escritor y periodista argentino Marcelo Gioffré. Esta fase se caracteriza, a su juicio, «por la ausencia de relatos legitimadores, por una libertad creadora y estilística como nunca antes había tenido y por la autoconciencia de su papel filosófico y político. Es el triunfo final del arte conceptual inaugurado por Duchamp».

Así, performances, instalaciones, pintura, videoarte, escultura, intervenciones urbanas, «todo es válido a condición de que la estrategia del artista no sea meramente estética. El placer de la belleza por sí mismo quedó atrás», afirma. Se trata de un arte conceptual que requiere información por parte del espectador y que, quizá por ello, sugiere Gioffré, se mantenga en una postura elitista que el público general no entiende y, consecuentemente, cuestiona en su valor artístico. Aunque, al mismo tiempo, sea un arte que busca la calle, busca mezclarse con lo cotidiano (el artista Christo, por ejemplo, tiñó de color azafrán el Central Park de Nueva York).

Lo que une esta etapa del arte con las anteriores, explica el autor, es que, con sus vastas diferencias, son todas un «testimonio insobornable de su tiempo y de su lugar». Eso es lo que distingue, precisamente, una caja de jabón en polvo de la fotografía de una caja de jabón tomada por el artista Andy Warhol, en Brillo Box.

El escritor y periodista Vicente Verdú arroja una visión crítica de las tendencias de la creación artística en un capítulo del libro El estilo del mundo. Allí opina que actualmente el artista es situado en la misma línea que otros especialistas de la industria del entretenimiento. El arte moderno persiguió dos cosas, dice: el descubrir conocimientos y comunicarlos. Las vanguardias exploraron nuevos mundos y, por ello, fueron poco comprensibles al público general y escandalizaron. Pero hoy, el propósito de un conocimiento inédito ha fenecido hasta en las ciencias positivas, donde se dice que ya no queda nada por descubrir sino derivaciones más o menos importantes. Así, lo extraño tiene su valor en la noticia que genera, en el impacto mediático, y los creadores están condenados a repetir la fórmula (véase, por ejemplo, los puentes de Santiago Calatrava que florecen por doquier) y a transformarse en un productor más de la industria del espectáculo.

Bajo esta lupa, la diferencia entre gran parte del arte provocador actual y las vanguardias es evidente: mientras que aquéllas escandalizaban y eran castigadas en consecuencia, hoy muchas propuestas buscan el impacto para incorporarse a la esfera mediática. Ése es su premio, la primera plana. «La reverente idea de arte hace tiempo que fue despedida de la escena (…) Una vez que desde Duchamp, Dadá, Beuys o Andy Warhol, el arte puede ser cualquier cosa, ¿qué importa lo que sea?», apunta Verdú.

Una aseveración que envuelve tal vez a muchas otras expresiones artísticas del mundo contemporáneo, además de las relativas al campo de la plástica?

La permanente estetización del entorno (hasta el propio cuerpo es transformado mediante fármacos o cirugías) hace que el sentido y el terreno del arte se desvanezcan, añade Verdú. En el capitalismo de ficción que propone el autor, las personas pasaron de ser consumidoras de signos (propias del capitalismo de consumo) a consumidoras de formas, y el artista-productor está allí para abastecer la demanda. Irónicamente, se cumple el propósito vanguardista de llevar el arte a la vida.

Si Boudelaire planteó el arte como «el domingo de la vida», es decir, el momento en que la experiencia estética se transforma en fiesta, el mundo de hoy es un domingo permanente, asegura el autor, quien en otro de sus textos precisa la idea: un fin de semana posmoderno legitimador del «todo vale» donde los valores conviven fragmentados y dispersos sin que aparezcan otros nuevos que los sustituyan; donde el artista no sabe reconocer los lugares de un difuso poder globalizado para apuntar con precisión la resistencia; y donde abundan los adiestrados por la lógica de la venta que comunican «emociones, antes que ideas; impactos, antes que reflexiones; evasiones, antes que compromisos».

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Juan Pablo Palladino
http://poligrafiabinaria.blogia.com/temas/teoria-y-argumentos.php

INTELIGENCIA VISUAL – ESPACIAL

arte digital

El sentido de la vista se desarrolla antes que el conocimiento del idioma, se aprende a ver el mundo antes de poderlo nombrar, aprendemos su música antes que su letra.

La mayor parte de las ideas fundamentales acerca la naturaleza, son esencialmente sencillas y por regla general las ciencias las expresan a través de formas visuales comprensible y memorables.

Albert Einstein,

En muchas ocasiones reconocemos la imagen de algo, lugar, objeto, persona aunque olvidemos su nombre, las imágenes visuales producto de las experiencias son el punto de partida de toda conceptualización y también posibilitan diversas e infinitas sinapsis.

La inteligencia visual: para Platón es el magno don, es la habilidad de pensar y percibir a través de imágenes físicas o representadas. La imaginación-visión mental (pensamiento visual) es el guión, es el referente interno (inmanente) que hace posible la descripción del entorno experiencial y de los objetos de la mente (ideas), Todos los seres humanos poseen estas destrezas, unos mas y otros menos pero todos pueden traducir las ideas y conceptos a imágenes, que también pueden transformar mentalmente.

La señas, esquemas, dibujos, diagramas, mapas, planos (visualizaciones) son instrumentos con los que se puede proyectar y generar lo que antes era imperceptible, e impensable. La inteligencia visual-espacial es atributo de los elegidos: los Profetas, Visionarios, Inventores, y de los autores de los futuros. Pero también es inherente a todo ser humano.

La psicopedagogía sostiene que existen niños y adultos que se les facilita mas el aprendizaje cuando además de la audición de las palabra y la percepción de la escritura (que también es imagen) se complementan las exposiciones a través de discursos visuales (narrativa visual) por medio de: fotografías, mapas, esquemas, gráficas, animaciones e interfaces de inter-actividad.

La sabiduría vernácula pregona que una “Imagen vale por mil palabras” y que “de la Vista nace el amor” y la muy celebre argumentación del santo de Aquino “Ver para creer” estas consejas populares y doctas han sensibilizado a los educadores y comunicadores para que sus propuestas sean en tenores poli sensoriales.

Las representaciones audio-visuales y de inter-actividad de información posibilitan la comprensión panorámica de complejidades, así como la expresión y presentación de estas.

Definir, interpretar, especular, organizar, sintetizar, describir, diferenciar, demostrar son fases de cognición, posibles a través de imágenes y que para la ciencia han sido una palanca muy importante para su desarrollo, sin duda son incuestionables ejemplos:

  • Visualizaciones de la estructura y de los sistemas del cuerpo humano de Leonardo Da Vinci,

  • Ranarum de AugustusIohannes Roesel von Rosenhof

Las exposiciones audio-visuales inter-activas han demostrado en el tiempo su eficiencia, las iconosferas de las religiones bien lo atestiguan, es prioritario desterrar la amnesia, y reconsiderar las virtudes de los ámbitos iconicos cualificados para la educación permanente.

la inteligencia visual-espacial comprende la complejidad de habilidades como son: reconocimiento y elaboración de imágenes referenciales, distinguir a través de la vista rasgos específicos de los objetos, creación de imágenes mentales, razonamiento acerca del espacio y sus dimensiones, manejo y representación de imágenes internas o externas. Algunas de estas habilidades o todas ellas pueden manifestarse en una misma persona.

En los escenarios actuales que son muy demandantes, la investigación de los lenguajes fono – visuales-espaciales será determinante para la educación de naturaleza didascálica que en esta era del conocimiento es preeminente.

Roberto Real de León Julia Vargas Rubio Marco Antonio Flores Enríquez

http://www.paidos.com/lib.asp?cod=70023

INFOUTOPÍA

arte digital

INFOUTOPÍA

El télos del Arte es Utopía:

La utopía no está relacionada con lo imposible, sino con lo óptimo, lo cabal, lo perfecto. Sin utopías reales y auténticas la vida carece de horizonte.

Aristóteles

La infografía surge como un medio de trasmitir información gráficamente de: trasmitir las visualizaciones de los visionarios.

Los mapas, gráficos, ilustraciones, viñetas, etc. son infogramas, es decir unidades de la infografía, con la que se expone información se dan las condiciones propicias para las sinapsis y cinesis.

La noción o término infografía hoy día se ha fincado para referirse a todas las imágenes producidas mediante ordenadores.

La Infografía es una de las artes de nuestra era que utiliza ordenadores y programas de ilustración y/o dibujo para realizar imágenes que se reproducen en la www o en soportes tradicionales deforestadores y contaminantes.

Al campo de la informática que se ocupa de la generación, creación y visualización de imágenes digitales se denomina infografía.

La infografía al ser hipervinculo e hipertexto es utilizada en diversas áreas del conocimiento, para analizar, definir, explicar, pronosticar, diagnosticar y prever a través de la representación de elementos gráficos (tipografía, iconografía, animación y sonorización) por medio de algoritmos.

Visualización de Información:

La definición clásica de visualización es la concepción y formación de imágenes mentales, así como el hacer visible ideas, sensaciones y sentimientos; es el acto o proceso de interpretar en términos visuales o de representar y comunicar en forma visual.

Otra definición es proponer la visualización como una sistemíca de instrumentos o métodos para representar e interpretar a partir de imágenes diversos datos en una computador y así generar otro tipo de imágenes y de datos multidimensionales de mayor complejidad.

La infografía es la proposición de imágenes alternativas, hoy en día casi todas interactivas, de escenas y escenarios virtuales utilizando los medios gráficos por ordenador.

Por lo cual es una disciplina en la que se utilizan equipos informáticos para generar o modificar imágenes en múltiples dimensiones, realizadas con la asistencia de programas informáticos.

La infografía se emplea para la divulgación, difusión y promoción de actividades, sucesos, conocimientos y circunstancias. Estas son las razones por la que cada día se le utiliza más en la industria editorial amén de las TICs.

Con la infografía se generan, restauran o modifican imágenes autológicas pero tambíen imágenes auxiliares o de complementación.

Es indubitable que la infografía ha signada a la era del conocimiento y la imagen

Por otra parte, si por la imagen, ¿en qué medida la pintura de Giotto no es infografía, ya que su misión fue servir para informar a una población mayormente iletrada (Magisteroper immagini) sobre la vida de Cristo y de los santos? Lo mismo podría decir sobre el elmuralismo mexicano aunque, el propósito fuese diferente. ¿Y en qué medida toda la pintura no es infográfica? La pintura nos informa brindándonos un cuadro de situación.

Luis Felipe Noé

http://www.cceba.org.ar/criticas/critica.pl?critica=7

Infografía: Arte Digital

A través de la infografía como arte, la memoria prospectiva ha generado sinapsis, conocimientos y mapas cognitivos que visualizan y perceptualizan emocionantes imágenes para la cinesis de las mentes y las almas.

La morfogénesis y Poética de las imágenes infografícas se logra mediante Vectorizaciones, Parafrasis, Palimsestos y fusiones.

Las imágenes infografícas son generadoras de Conceptos, Circunstancias y Profecías.

Las infografías significan la continuidad de la antaña temática de la apropiación tecnológica para la comunicación visiva, extensa tradición que va del periodo Faraónico, a la Grecia clásica, Leonardo da Vinci, Alberto Durero, Johannes Vermeer, José Guadalupe Posada, David Alfaro Siqueiros, hasta su continuidad y vigencia en nuestros días.

Roberto Real de León Julia Vargas Rubio Marco Antonio Flores Enríquez

Hacia donde nos lleva el arte digital

infografía

ABSTRACT

Las visiones que se tienen del arte digital deben evolucionar a medida que se hace más necesario para el individuo
apropiarse de un entorno que ha crecido y que propone nuevas alternativas; además, el arte digital no representa
una muerte del fenómeno estético sino una nueva mediación que permite llegar a nuevos formatos, haciendo más amplio
el fenómeno estético.
Palabras clave:

 · arte/bellas artes

 · cibercultura

 · ensayo

 · entornos virtuales

· lenguaje visual

Pensar en el arte a través del tiempo, y de cómo ha evolucionado a medida que nuevos sustratos y herramientas han ido surgiendo plantea una idea que ha sido una realidad en los últimos años, y es ¿cómo las nuevas tecnologías pueden influenciar el desarrollo del arte o cómo pueden evolucionar a que este sea asumido por las mismas sin perder su concepto de arte?

Esta inquietud se abre paso a medida que numerosos artistas y teóricos de este fenómeno se han ido cautivando con mayor frecuencia por las posibilidades plásticas del computador, sin embargo, existe la resistencia por gran parte del público y de la sociedad a este proceso, pues se tiene el temor de fragmentar la percepción sensorial debido a la frialdad del medio en el que se presentan estas obras; el dividir los sentidos, alejando la posibilidad de «sentir» el pincelazo, de percibir los desniveles de la obra o la volumetría del objeto, genera ciertas dudas sobre la esencia de las obras digitales y su experiencia plástica de transmisión de emociones, sentimientos, cuestionamientos y verdades personales.

Pero el nuevo esquema que impone el arte digital no es más que un nuevo turno de transgresión que sufre el arte como lo ha sufrido ya en ocasiones anteriores, pero esta vez no es en el concepto gráfico solamente, sino en el sustrato en el que se presenta, en la manera como el artista plasma sus ideas y en las calidades representativas que ofrece. El romper paradigmas, entrar en nuevas dinámicas es una de las necesidades a las que se enfrenta la sociedad constantemente, generando por lo general traumas y conflictos; pero no se debe esperar a que los cambios se generen por si mismos, se debe navegar en el sentido de buscar a quienes están involucrados con el proceso de cambio, con el planteamiento de nuevas reglas de juego que proliferen el sentido de crisis que facilita la implantación de nuevas fronteras que transgredir en el futuro.

Pero se genera una sombra sobre todo el emocionante proceso del crecimiento del arte digital, así como el Internet ha tenido un proceso de nacimiento, crecimiento desmesurado y por fin un esbozo de madures con respecto a la información que allí se encuentra, las aplicaciones a las que ha conducido y el nivel de intervención en la cultura de cada individuo, el arte digital está sufriendo un proceso que ha venido siendo cuestionado a medida que va generando nuevas ideas. Gran cantidad de artistas han intentado ingresar en el medio de lo digital pero aún sufren el tabú de la permisividad de incluirlo en la visión tradicional; es así como se inclinan a desarrollar proyectos hypertecnológicos que muestran un gran dominio técnico de las herramientas y que se distancian en lo posible del arte tradicional, para no hacer en la «Herejía» de contaminar la visión común con los trazos nuevos de lo digital.

Pensar en lo digital como una nueva forma de expresión no debe ser una excusa para no representar a través de este medio las tendencias que son propias del arte tradicional. Si bien existen puristas que demeritan al arte digital como una pericia ténicista más que una expresión estética de la individualidad de un ser, existen gran cantidad de artistas digitales que pretenden no ser señalados o etiquetados huyendo de manera escapista a los estado en donde se evidencia lo digital en sus creaciones, abandonando por completo las calidades del mundo «real» y dejando que se muestren de manera cruda los bits como representación y sello de un modelo de trabajo sin mayor búsqueda.

No implica que hacer esto último esté mal, pero verlo como la única manera de vivenciar lo digital es una tergiversación de las capacidades transgresoras del fenómeno, dejando al olvido enormes posibilidades desde el punto de vista humano y estético, haciendo que el común de la gente se aleje del fenómeno al no comprenderlo ni sentirlo como propio pues existe un gran esfuerzo en hacerlo ver diferente y ajeno a quienes lo atacan.

Este proceso ha mostrado sus desarrollos, ya se ha dejado de pensar en el arte digital como el simple juego de imágenes superpuestas que evidencian un manejo centrado en la promoción de las calidades digitales, lo digital por lo digital; ahora se ve una renovación, que empieza a circular en esta área y se dirige hacia un campo más neutral, en donde los artistas tradicionales y los digitales pueden tener iguales visiones, que se complementen y lleguen a percibir los sustratos digitales no como un nuevo tipo de arte meramente, sino como una nueva posibilidad, una mediación que va más allá del pigmento, el lienzo y el papel y traslada las capacidades representativas a entornos diferentes para reinterpretar esa sensación análoga y digitalizarle de manera concreta.

«En momentos culturales como el actual, en que es posible advertir la coexistencia de tiempos, espacios diversos y modificaciones, en que todo accionar social es reflejo del advenimiento tecnológico, el arte, en su condición sublime de representación de la esencia kantiana de «lo humano», no es ajeno a estas analogías. «

En ese orden de ideas se pueden evidenciar dos vertientes en la discusión del arte digital, la primera que propende en resaltar las calidades de lo digital desde su principal sistema de ejecución y representación, acudiendo a la pantalla, los efectos, el desarrollo de instalaciones y objetos y obras interactivas cargadas de denotaciones técnicas que tienen unas características muy propias y ya son catalogadas y diferenciadas del arte tradicional.

La segunda vertiente está relacionada con usar las nuevas tecnologías como un medio más que como un fin, llevar el arte digital a una nueva manera de representar sin abandonar ni las calidades ni las características del arte tradicional en muchas de sus facetas, es decir, tomando las representaciones de manera que se pueda generar un trazo similar ya sea en un lienzo o en una pantalla sin que por ello el artista sienta una depreciación de su técnica o de su plástica, usando losrecursos técnicos para el propósito de la obra y no tomando éstos como el propósito en si mismo.

Ambas facetas igual de validas son parte del proceso de maduración del concepto de lo digital, que es tomar de lo análogo los elementos funcionales, adaptarlos al nuevo sistema y reconstruirlos, recrearlos en un entorno en donde las calidades perduran inmutables en gran medida, pero que se ven limitadas por la capacidad de representación que un ordenador pueda generar, acercándose al fenómeno como tal, pero que quizás necesite mayor evolución para poder concretarse de la misma manera que lo análogo.

Si lo anterior es cierto por qué pretender entonces llevar la realidad o la manera tradicional de hacer las cosas al plano digital? Pues porque es necesario explorar este escenario sin enmarcarlo dentro de cánones que van más al concepto de forma que de fondo, es sacarlo de un esquema ingenuo que podría generar parangones como que los «artistas serios» usan óleo y los que no y usan una tiza de tablero.

Las limitantes técnicas que hoy hacen que muchos artistas no usen la segunda vertiente por el temor que ya se ha mencionado se van superando sistemáticamente a medida que avanzan las tecnologías, estas rompen esquemas que van haciendo procesos mucho más cercanos a los medios conocidos que conllevarán a un estado de similitud indefinible y muy sustentable.

A pesar de todo esto hay quienes siguen teniendo una postura pragmática en lo que se refiere a los productos del entorno digital, hacen referencia más al aspecto del desarrollo del software que a la producción como tal, determinando peyorativamente que el verdadero artista es el programador que genera los códigos y algoritmos que le permiten a un tercero desarrollar sus «obras».

Este ejemplo poco reflexivo y más dado a la resistencia cultural hacia la maquina de computador que a la meditación del proceso artístico no toma en cuenta el hecho de desmeritar al arte por los insumos y no por la expresión, como si se debiera rebajar el trabajo de un pintor por no hacer sus pinceles o sus pinturas. El arte digital no debe ser visto bajo laóptica de lo técnico como medida de fiabilidad sensible, se debe determinar al igual que en el arte tradicional su intención y posibilidades de comunicación más allá de una visión inspirada en esquemas preconcebidos.

El computador, la maquina, sus programación y las capacidades técnicas son tan solo una posibilidad mediática que va enlazada a un concepto de concretizar procesos de manera visible o audible, que incluso pueden llegar a existir en un plano sensorial completo sin que por ello un individuo no pueda disfrutar con lo que percibe a través de ello.

El hombre ha tratado de explicar las cosas de manera que las entienda y se adapten al entorno en el cual vive, ahora la información y los medios de comunicación se han involucrado en un proceso sociocultural de «naturalización» de estos nuevos medios introduciéndolos a la vida de las personas de manera que se vuelvan necesarios y conlleven a la asimilación permanente de nuevos patrones de conducta y relación con el micromundo en el cual vive, el cual es influenciado a su vez por el macromundo de donde se nutre y juega, permitiendo recrear los grandes movimientos en pequeñas imitaciones que lo mantienen conectado a la globalidad de los sucesos y le replican las percepciones de otros micromundos que giran a su alrededor.

Si este proceso que se inició desde los comienzos de la humanidad, que en su afán por apropiarse de la mejor manera posible de los cambio y de las adversidades, ha llevado al hombre al desarrollo de sistemas cada vez más complejos en su construcción pero que tiene como único objetivo la facilidad práctica para el individuo, por qué el arte debe ser una barrera infranqueable que no debe ser tocada para evitar la muerte de la esencia? Mientras más paradigmas se rompan, más fronteras lejanas y aparentemente infranqueables se levanta en el horizonte para poner al hombre en un plano de transgresor que busca siempre el otro lado del muro.

Mantener una posición sesgada de las herramientas digitales como una abominación para el individuo es negar la naturaleza de adaptabilidad que posee el ser humano y que le ha permitido sobrevivir en un mundo que exige de sus creaciones los mejores resultados para la supervivencia.

Dudar de la capacidad de un individuo de tomar una pantalla de computador, asumirla como su posibilidad de expresión y empezar a quitar de ese lienzo moderno los trozos blancos de bits que ocultaban la imagen detrás de la mente del artista es negar la capacidad creativa de un ser para llevar de su imaginación a un sitio de expresión las ideas que tiene en su cabeza y que ya sea sobre roca, piel de animal, lienzo o una pantalla, surgirán impetuosas para esperar el enfrentamiento con el observador que en últimas es quien tomará la decisión de analizar, apropiarse o abandonar la obra percibida.

Que significa esto? Pues que se olvida que en últimas la experiencia sensorial siempre será una experiencia analógica en el individuo que la percibe, no se puede suponer que un pintor o un diseñador web puedan influenciar de manera diferente a un observador que tiene problemas de visión; ambos están en igualdades de condiciones ya sea plasmando sobre su retablo o mostrando a través de una pantalla lo que desean expresar, el observador final debe tomar de la misma manera lo que ve e interpretarlo de la mejor manera que puede, siendo un hecho completamente subjetivo y que no se puede etiquetar como una constante.

Alguien que disfrute de una sala de concierto, no solo por su resonancia sino por las calidades espaciales, la atmósfera y la sensación de público está en igualdad de condiciones de alguien que disfruta un cd con grabaciones de alta calidad de un grupo determinado; ambas experiencias parten de la subjetividad analógica de la percepción, de sus condicionantes fisiológicos y de cómo estos influyen en los receptores sensoriales.

«Esa interrogante es el indirecto legado que nos hereda el Romanticismo europeo, cuyo cisma hacia 1820 ya estaba ad-portas de la liberación de la forma del patrón retiniano clásico (pensemos en el modelo instalado por Da Vinci al pensar y actualizar la tradición grecolatina), y la supresión del texto encorsetado para proclamar el triunfo del verso libre y la destrucción de toda normativización mayor para enfrentar y asumir una obra de arte.

Esta condición de «lo digital», entendida como una superestructura contenedora de sustracciones de la realidad, vendría a encarnar lo que G.F. Hegel denominó «muerte del arte», o en las palabras de O. Calabresse una re-lectura del momentobarroco en tanto acumulación, densidad, inestabilidad, mutabilidad y desarticulación de todo vértice de regencia, suprimiendo los centros únicos, multiplicando los detalles y haciendo cuestionar la instancia matriz de la «identidad«.»

Carlos Alonso Díaz , http://www.el-planeta.com/futur/art1.htm.

Así pues ¿cómo se puede decir que un tipo de arte es bueno o malo o que abandona o sacrifica calidades si no podemos controlar a quien lo percibe? Si la experiencia personal es única e irrepetible por qué despreciar una nueva herramienta o mediación expresiva por no estar sujeto a las condicionantes técnicas que han imperado hasta el momento sin tomarse la molestia de ver sus connotaciones a mediano y largo plazo.

Asi como se evolucionó hacia una sociedad del conocimiento, en donde no solo se posee la información, sino que esta se usa y reincide para tomar nuevas vías o rutas para reubicarla y hacerla no solo funcional sino que trascienda de nuevo hacia el medio de donde surgió; se debe aceptar el hecho que parte de esta información surge de las experiencias artísticas y no se debe dejar que se pierdan en el enorme océano de las propuestas actuales.

«El arte no esta al margen de la tecnología sino que también esta siendo afectado fuertemente por la misma. Las formas de su distribución estan cambiando gracias a internet y es seguro que el arte digital seguirá creciendo y las posturas conservadoras de algunos críticos den paso a nuevas formas de arte más abiertas y masivas en todo el mundo. En el arte digital la teoría esta aún tratando de explicar la práctica.»

Sebsatián Seifert , 1991.

Un aspecto que no se toma en cuenta y que tiene gran magnitud sobre los potenciales del arte digital y la necesidad que sea cercano a las personas en general, es su capacidad de convocatoria respecto a los medios tradicionales de arte, es innegable la capacidad seductora de la maquina y sus «dones» respecto a los neófitos en las lides del crear.

Muchos nuevos artistas o simplemente aficionados a un computador han encontrado en sus pantallas un nuevo mundo de expresión que aunque inicialmente se considera ajena, fría y por demás agresiva, los han llevado a trasegar en un camino de la creación sin medida, teniendo nuevas oportunidades de proyectar hacia la sociedad su visión del mundo y del momento histórico que les tocó vivir.

Cuando nos referimos al arte no solo se puede creer que la ilustración, el video, la música son puntos de expresión estética, hoy por hoy los videojuegos, la multimedia y expresiones similares poseen su propia estética que reincide sobre los patrones culturales y adopta nuevas estrategias de aplicación que llevan al colectivo a aceptarlos y entenderlos desde perspectivas menos academicistas pero si más prácticas y cercanas.

En otras palabras el computador llevó al arte a un nuevo estado en el que un mayor número de personas puede no solo verlo sino hacerse participes del fenómeno, proponiendo y presentando alternativas que se amarran a las diferentes escalas sociales, pasando de lo lúdico a lo práctico, haciendo su recorrido por lo académico y lo cultural para proyectarse en lo social de manera tangible como un sello de una generación que se cansó de los estereotipos y que aunque sigue enamorada de la visión de los clásicos y su capacidad de recrear el mundo, retoma sus conceptos pero los aplica en un nuevo lenguaje que entiende y acepta como suyo. Mas exactamente como cita Carlos alonso díaz «En resumen, el poder del medio digital radica en su condición infinitamente maleable, vertiginosamente dinámico.», este aspecto es el que apasiona a un mundo lleno de vertigo que se aproxima a un concepto de permanencia y velocidad que trasciende el plano material, y si desdibujamos tiempo y espacio en lo digital, porque no se puede trascender en lo expresivo y estético, tomando primas diferentes y llevándolos a planos cada vez más amplios.

En el mundo de hoy las necesidades de representación han cambiado, las maneras en como se lee el mundo son diferentes y a medida que se avanza hacia la simplificación de los sistemas de información y comunicación, también lo hacen los programas y los desarrollos digitales, convirtiéndose de manera exponencial en una forma de encontrar identidad a través de la apropiación de elementos que alejen de la masificación, usando los recursos que esta misma propone, permitiéndole al individuo crecer a su propio ritmo y siendo un receptor de nueva información que transforma rápidamente en ideas que son aplicables si mayores complicaciones.

Esta paradoja social es un sello de este momento histórico en el que la superpoblación genera una crisis de identidad debido al vacío y la soledad que cada individuo siente, dejando solo al cada persona a la merced de sus decisiones, pero si en esta inmersión de herramientas genéricas, se puede realizar una apropiación de estos elementos, transformarlos, hacerlos suyos gracias a sistemas cada vez más simples, el arte digital encontrará mayor acogida y se enfrentará a nuevos retos en donde se necesite que estas representaciones de bits sean más similares a nosotros para así entenderse de tu a tu en un plano diferente, llevando esos nuevos medios, como el cine, la multimedia, la televisión, los videojuegos, la música, las instalaciones interactivas, las ilustraciones digitales y todas las vertientes en desarrollo a un juego de realidades que serán parte de la cotidianeidad en un futuro cercano.

Jesús Alejandro Guzmán Ramírez

aguzman789[arroba]hotmail.com

Fotografía: arte en la era de la tecnología digital

arte digital

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El fin de siglo ha supuesto la definitiva incorporación de la fotografía al arte aunque sobre todo ha supuesto el acceso al mercado en el que él mismo se sustenta. Esta aspiración largamente perseguida por la fotografía no ha sido pacífica ni ha estado exenta de un sin fin de controversias nacidas desde su propio origen. En los últimos años a las ya tradicionales discusiones sobre su naturaleza teórica y sobre sus usos, que han constituido el núcleo de la conflictiva trayectoria de su reconocimiento por las instituciones-arte, se le ha venido a añadir un cambio gnoseológico que afecta a los propios modos de producción y reproducción de la imagen, que en esencia, ha surgido por el desarrollo desorbitado de las nuevas tecnologías electrónicas y digitales que han provocado el nacimiento de nuevas controversias que vienen a perturbar el nuevo estatuto fotográfico y su reciente consolidación en tanto arte.

En los últimos años a las ya tradicionales discusiones sobre su naturaleza teórica y sobre sus usos, que han constituido el núcleo de la conflictiva trayectoria de su reconocimiento por las instituciones-arte, se le ha venido a añadir un cambio gnoseológico que afecta a los propios modos de producción y reproducción de la imagen, que en esencia, ha surgido por el desarrollo desorbitado de las nuevas tecnologías electrónicas y digitales que han provocado el nacimiento de nuevas controversias que vienen a perturbar el nuevo estatuto fotográfico y su reciente consolidación en tanto arte.

Postmodernidad y Cultura

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En las infografías de Roberto Real de León existe

arte digital

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¡Oh escritor, oh filósofo! con qué palabras, con qué frases, con qué oraciones, con qué conceptos,
con qué doctrinas podrán describir con tanta y bella perfección la integra visión de la imaginación como lo hacen las imágenes realizadas con luxo de arte.
Leonardo da Vinci

Roberto Real de León a través de su memoria prospectiva genera sinapsis y conocimientos que visualizan emocionantes imágenes perceptualizadas para la cinesis de las mentes y las almas.

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